lunes, 8 de diciembre de 2014

nada claro

El tiempo se diluye, me equivoco de naufragios y ando esquivando charcos para sobrevivir en un mundo tan real que asusta. Pocas mentes quebradas para acompañarme en mis complejos, en mis fugas e incendios intencionales. Tantas dudas y tan pocas respuestas. ¿Cuántos errores he acumulado para no saber de quién es la sombra que me atosiga y me perfuma los pasos ausentes? ¿Habrá ausencias más allá del olvido? Alrededor de las luces hay signos de preguntas y en mis silencios hay signos de fatiga, qué cruel sería el universo sin silencio. Me perturban ciertos sonidos, dejo de caminar y empiezo a gritar, aliarse con el enemigo es la única forma de sobrevivir, a veces...esas veces crueles pero reales. Otra vez la realidad se mete en mis párpados. Si te vuelvo real, desaparecerías y si me vuelvo real, me fugaría...¿incoherencias sin razones o razones sin coherencias? Nunca tengo nada claro (nada...claro), todo lo doy vueltas y lo vuelvo a inventar...Una mirada rebalsando de ternura es todo lo que puedo ofrecer cuando el día muere, las nubes grises amenazan con otro aguacero y no hay nadie en la casa, salvo yo, claro, pero yo también soy nadie, ¿no?

jueves, 27 de noviembre de 2014

mi nombre

Sólo existe algo mejor que el silencio, mi nombre con tu voz. Mi nombre saliendo de tu boca, uno de esos regalos inesperados y tu sonrisa iluminando mis cicatrices y aquella vieja costumbre de esconderme para no desaparecer. Fugarme para no pedirte rescate, con un abrazo sería menos fantasma. En fin, en este silencio que me invade cuando te recuerdo, el sonido de tu voz pronunciando mi nombre, me encuentra buscándote...Y en tu nombre hay una lanza que me atraviesa cuando te nombro...nada nuevo, ¿no? 


jueves, 6 de noviembre de 2014

dos

Persiguiendo al posible amor de mi vida, ese idilio adolescente que me vuelve real y creyente. De pronto, el camino se abre, una encrucijada que me parte el alma en dos. Sí, por supuesto, llueve. Son las dos de la mañana. El aire es espeso como un bosque tropical y la lluvia cae, lavando y enjuagando las hojas y las grietas, las cicatrices y las ramas. Por temor a resbalar, voy mirando el suelo. Hay charcos que dibujan ausencias, rostros amables de algún recuerdo pasado o por pasar. Un hueco en el suelo inundado y una imagen premonitoria. La lluvia golpea mi cuerpo agotado y cada gota sabe a lágrima y una gota unida a otra gota produce una unidad sonora, una melodía melancólica que me hace olvidar el por qué estoy caminando. Dos gotas juntas son un silencio roto. Y dos soledades compartidas son una sombra entre penumbras. El bosque cuando es frondoso no permite la entada de la luz del sol. Y llueve.
Sigo caminando. Voy contando los pasos de dos en dos. De dos en dos son menos los que faltan y son tantas las huellas que dejé. La lluvia me obliga a dar pasos a ciegas. Las gotas chocan en mis párpados como minúsculas y heladas espadas. Espadas que lastiman pero que no ayudan a cortar las distancias, menos las malezas. Levanto la mirada y ya no distingo al posible amor de mi vida. Llegué a la bifurcación de los caminos y la ausencia es letal. Un sendero que se parte y me parte el alma en dos. Un sueño partido no es ni será un sueño compartido. La historia es conocida. Caminar bajo la lluvia de una primavera en lenta agonía, me obliga a contar pasos y a repartir maldiciones. Llegar a casa sola con el ruido ensordecedor de un llanto en baja frecuencia y disfrazado de lluvia, me envuelve de realidad. Y dos realidades palpables nunca igualarán a un sueño compartido. Y el corazón late en armonía con la música que cae sobre los tejados. Dormir es más sano que delirar, dicen; después de un par de ilusiones rotas, delirar provoca alivio, como el viento sur después de dos días de lluvias copiosas e insensibles.

Sucumbir o desaparecer, ¿alguien me sigue? Te despojo de las dudas: dos amantes se perdieron en el bosque una noche de aguacero y el mundo sigue siendo el mismo.

domingo, 2 de noviembre de 2014

raíces

De lo sepultado, 
se ve lo florido
sin raíces
no hay cómo trepar, 
no hay ramas
ni flores
ni hojas
raíces necesitás
no existe árbol
sin raíces
no existís
sin raíces
¿tendrás raíces?

¿y si desaparezco?
me haré invisible
me volveré vulnerable

podaré lo que haya que podar,
pasaré sin hacer sombra,
dejaré hojas esparcidas
en lugar de huellas...
seré un árbol
con raíces
que bucea de noche
que bucea de día
hacia arriba
hacia abajo

puedo ser lo que quiera,
tengo raíces...

¿vos qué tenés?
me pregunto
para saber qué sos...








martes, 30 de septiembre de 2014

Mi amiguita Flor

En algún lugar del tiempo y del espacio, se sembró una semilla inmortal. El destino fue y vino, la semilla germinó. Yo nací, crecí y viví por mucho tiempo sin tener idea que aquella semilla era una amistad preciosa que recogería yo algún día, o quizás, no fue así. quizás esa amistad me estaba esperando. Hace un tiempo, no puedo precisar cuánto, es que el tiempo para mí es relativo y poco práctico, razón por la cual no uso reloj, dicho sea de paso, pero en fin, hace un tiempo, paseando por la vida, preocupada por temas irrelevantes, ofuscada con la ironía del destino, me topé con aquella semilla y la coseché. Me resultaba extraño cosechar sin haber cultivado, pero lo hice. Esa amistad, hoy es un pilar más en mi estructurada existencia. Es un oído en mis penumbras, que son varias. Es un ala para cobijarme en mis tormentas. Es una huella que me recuerda el camino. Es una luz entre mis tantas sombras. Hoy, esa semilla que no sembré ni cultivé, pero que sí coseché, es mi amiguita Flor, una flor que me abraza cuando pierdo el sentido, una flor que me cuida cuando me olvido de todo, un tesoro que guardaré y cuidaré por siempre. Mi amiguita Flor, bella y simple, como escasas, gracias por formar parte de mi jardín...

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Principio de cenizas

Desaparezco en estos días,
días en que los deseos hierven
en las sombras,
días que incendian las nubes
y atormentan mis creencias
porque todo alrededor
es una fuga de amor,
un ardor,
una llaga eterna e inmóvil,
una llama en suspenso
y yo,
ausente, cobarde y vil
me veo diciendo
(me veo fingiendo):
¡qué venga, Dios, que venga
el aguacero y me devore,
ya no puedo más!

No puedo más,
estoy cansada
sofocada olvidada perdida,
estoy cansada
de apagar incendios
son suspiros.

Afuera
en las calles tristes
hay montones de frío acumulado,
pilas de nieve perpetua
y aquí dentro
todo estalla,
y yo, siempre yo,
me fugo y me convierto
en un principio de cenizas
cada ridícula vez
que finjo
que olvido...

martes, 2 de septiembre de 2014

con calma...

Y un día, en un hueco doliente y luminoso, como un cuarto herido y ebrio, la situación se revierte. Con calma, con alma y lágrimas, la esperanza se vuelve un pendiente perdido en la oscuridad que resplandece y encandila a la luz del sol, esa luz que lucha y lucha por entrar. Todo encuentra un lugar, incluso las tuercas que he juntado durante años en las calles, las tuercas de la buena fortuna, decía mi nona (las tuercas que te faltan, diría un amigo). Un día, en un afortunado accidente de estrellas, mi verdad sale a flote y empiezo a purificar mis argumentos y a desechar mis excusas, todo, todo se vuelve simple y bello como un atardecer de la niñez.
Y la luna se vuelve cómplice y enciende un cigarrillo conmigo para acompañarme en este camino a lo desconocido.
La certeza de lo implacable, de lo esencial, la vanidad de conocer que lo difícil nunca fue difícil. Difícil es olvidar, el resto se acomoda y se descubre y se encuentra y se sale y se naufraga y se nada...El resto es una superficie en calma y armonía como un espejo...el espejo en el que me miro.
Tantos septiembres acumulados y sepultados para aceptar la única verdad: ser feliz no era tan caro como suponíamos. Suponíamos antes, siempre antes de ser. De ser. Hay que ser más seguido, más a menudo, más siempre. Ser y ser uno, sin máscaras ni espejismos ni dudas ni disfraces. Ser feliz en la vigilia y en sueños...
Y un día, en cierto acierto de lo incierto, la oscuridad se disipa con apenas una sonrisa (siempre la tuya) y el mundo empieza a girar otra vez, el sol entierra soledades y abona campos de silencios con ternura, todo comienza a despertar, yo comienzo a creer que la felicidad es continúa y constante, y lo transitorio es alguna tormenta de vez en cuando. El resto es todo claro, es siempre claro y simple, luminoso y sencillo; sólo tengo que sonreír...Sin amparo, la locura y la tristeza caminan a la deriva por la estrecha y meditabunda realidad...No se puede huir de la realidad, pero yo al menos, la puedo adornar y domar y sonrío porque un día, en una grieta cálida del pasado, me descubrí cuando te ví, y lo celebro...

domingo, 17 de agosto de 2014

Laberintos

Todavía es temprano, lo sé sin necesidad de mirar el reloj. La habitación respira y la ventana permanece inmóvil. No deben ser más de las cinco. Y yo sin poder dormir. Y ya no dormiré. Las secuencias del sueño quedaron tatuadas en mis pupilas. ¿Cómo puede ser? Toneladas de dudas, de incóngitas se amontonan en el espacio vacío de la cama. Yo no puedo dormir con tantas preguntas y otros viven sin preguntarse nada, no lo entiendo. ¡Qué efímero, fugaz, imposible se vuelve todo! No comprendo. Tanto caminar, tanto andar, tanto trancurrir, a veces por las tinieblas, otras por la luz; para acabar siendo nada o nadie. O sólo un recuerdo. ¿Qué es un recuerdo en el laberinto de la memoria para alguien que no puede recordar? ¿Qué es un llanto, una caricia, una ausencia, un perfume en el laberinto del tiempo para alguien que ya no tiene tiempo? ¿Qué es una palabra, una letra, un silencio en el laberinto de escasas bibliotecas para alguien que no sabe leer? ¿Qué es el amor en el laberinto de incoherencias y miserias de un mundo ciego y sordo para alguien que sólo tiene migajas? ¿Qué pudo hacer yo, una simple mortal con vocación de cobarde en un laberinto de buenas intenciones y malos métodos, para quemar, extinguir todos esos laberintos? Yo, alguien que no puede salir de su propio laberinto de ideas en cenizas y de dudas incendiadas, que no puede conciliar el sueño y menos todavía, aunque sea temprano, conciliar la realidad con mi realidad.
Ya son las seis, es mejor que me levante y salga a patear las calles sucias de este laberinto oscuro y vacío que es la ciudad de madrugada. Quizás aprenda a vivir sin preguntarme nada, como muchos, quizás algún día logre salir de mi propio laberinto...algún día o nunca...

lunes, 11 de agosto de 2014

Abismo

(tu mirada es un precipicio,
mi amor, el vértigo)

Hay un abismo entre los dos, 
abismo de incoherencias,
de encadenados recuerdos,
abismo de silencios
entre mis palabras y tus oídos.

Abismos de cielos restaurados
pero sin magia,
abismales distancias
a paso de silencio.

¡Qué crueldad!
¡Qué barbaridad!

Tan cerca tu perfume
que me eriza la piel,
tan cerca tu piel
que tu cabello me acaricia
y siento celos del viento
que puede rozarte cuantas veces quiera
y sin embargo,
hay un abismo de cicatrices
entre tu sombra y mi lápiz,
entre la estela de tu aroma
que deja llagas en el aire
y mi torpe trozo de papel.

Ojalá existiera 
un abismo de olvido
entre tu nombre y mi fe
pero tu nombre es una lanza
atravesando mis espacios,
incluso mi mutismo...

martes, 22 de julio de 2014

sutil diferencia


Siempre me queda tanto por dentro, una inverosímil manera de contradecir lo que ya dije hasta el cansancio. Una palmada en las alturas, un empujoncito que puede virar el curso de las estrellas. Tanto y tan poco. En mi afán de vivir con integridad me olvido que no todos entienden, me olvido que otros tienen olvido, porque no es lo mismo tener olvido que no tener memoria. El olvido es una cosa. No tener memoria es otra cosa. Y son dos cosas distintas. No tener memoria es una decepción, un puñal por la espalda, una helada en pleno verano, un rayo en un día despejado. Tener olvido es una victoria, un paraguas en medio del aguacero, un abrazo en el camino de regreso. ¿Es sutil la diferencia? no, pero he descubierto cuán imperceptible puede ser para ojos vacíos, para ojos lejanos. Tener olvido me permite juntar flores sin darme cuenta que la primavera ya pasó. No tener memoria suele ser nefasto, quien no tiene memoria no tiene historia. No tener memoria te obliga a convivir con los mismos demonios una y otra vez...no tener memoria te hace cruel y me obliga a olvidarte...

miércoles, 16 de julio de 2014

quién mide el cielo

palabras azules en espacios sin luces, 
una ciudad a la deriva
bajo las calles o sobre los pasos

¿quién mide mi cielo?
¿quién duerme en tu sombra?

nada se sabe más allá del silencio
como nada se sabe más acá del amor

Basurales de pasos vacíos,
¿quién estará midiendo el cielo?
basurales de vasos rotos
¿quién estará midiendo el dolor?

ovillos perfumados de luces y párpados,
nubes que pintan perlas negras,
pestañas y siestas
luna y cuello
brisa y aliento
perfume estéril
bocanada áspera de recuerdos

fuegos en penumbras
la distancia no mide el amor
y las estrellas no miden el universo
eso sí que lo sé

te espero donde el amor es una escalera
sobre calles de silencio
allí donde las ruinas 
son monumentos al olvido
espejismo barato
para solventar mi soledad

¡quién mide el cielo!


sábado, 5 de julio de 2014

Y sí...soy argentina y futbolera gracias a un padre que no tuvo el hijo varón, amo el fútbol y amo a mi país, a pesar de tantas cosas que están mal, hoy estamos felices...24 años sin llegar a esta instancia, 24!!! así que, perdón amigos, pero hoy sólo puedo decir: ¡¡¡¡VAMOS ARGENTINA CARAJO!!!!

martes, 24 de junio de 2014

estallido

No sé si fue el barrio, lo cotidiano y lo absurdo, tal vez el perfume de un asado en el camino de regreso o el sonido del tren que se aproxima por el lado opuesto al escuchado, no sé. No sé qué fue, no sé si fue el pueblo esforzándose en ser ciudad, las casas bajas peleando con la sombra de algunos edificios, mis deseos de fuga y de permanencia, lo inexplicable y contradictorio en alguien como yo que nunca está por completo lúcida, no sé si veo caminantes sin suelas, sin huellas, enfermos de tantos besos por celular, sin entender que ayer no es hoy, pero algo me llevó a este estado de insomnio y quietud. No sé si fue la neblina de este otoño, las calles vacías y a veces llenas de fantasmas, de caras sin ojos o con ojos sin mirada, llenas de sombras sin dueños y vacías de personas con alma, no sé. Quizás me confundí de esquina y te vi venir cuando no eras vos, o quizás si eras vos y yo te ví sin reconocerte, ¡no sé! No sé si estoy aquí o si partí cuando te perdí. No sé si fue el grito del silencio o los estruendos de las palabras que te dije, no sé si me quisiste o estabas cómodo con mi querer. No sé qué pasó, algo en este universo que me armé, se astilló, y un simple estallido, una granada hecha de palabras y silencios, convirtió a mi único refugio en un mar de escombros. No sé si habrá sido la suerte o el destino, no sé si fue un ángel sin alas o si caímos juntos en la rutina de creer que nos conocíamos tanto. Indiscutiblemente, algo me llevó a creer que todo está perdido cuando la noche no cae sin ayuda.
No se cómo salvarte del olvido, no sé si fue el sonido de tu perfume alejándose con paso firme, con tranco largo y pesado, no sé si fue el silencio de una madrugada borracha, de un sueño vuelto cicatriz, de una pesadilla vuelta ceniza, no sé si fue la primavera que no quiso volver o si en este pueblo el otoño será perpetuo, como tu imagen astillada en un espejo, no sé si la distancia no ayudó en nada o si el alma no entiende de distancias, no sé, quizás el alma no entienda de distancias, ¿no?...debe ser así, las cosas que están mal no están bien sólo por una palabra...qué pequeño es el universo cuando estallan mis miserias, mis palabras infinitas, mis viajes conscientes a los buenos tiempos. No sé si hubiera aguantado tu silencio, no sé si hubiera soportado tu distancia, no sé si fui más torpe que de costumbre o si perdí el control y derrapé entre ideales arcaicos para los tiempos que vivimos, no sé, tal vez, no saber qué pasó, me dejó sin escudo, sin armas, sin refugio cuando el estallido tiró abajo todos los puentes y me quedé en la orilla de las buenas intenciones y los malos métodos, mientras vos sonreías en la sombra de una soledad que te acompañará todo la vida...
No sé, no entiendo nada, no sé si todo fue una falta grave de coraje más que de memoria, no sé si en alguna historia, la cobardía no está metida. No sé, realmente no sé pero algo sucedió en el transcurso de los días, algo me convirtió en llanto y esperanza, en extraña dentro de mí misma, en caminante sin brújula, algo, quizás la luz azul del olvido te convirtió en un suspiro de resignación...

Y en definitiva, no escribo para que vos me entiendas, escribo para entenderme y olvidarte...


viernes, 20 de junio de 2014

es otra

Si pudiera callar mis voces,
encallar mis palabras
y aún así navegar
en lugar de naufragar
quizás todo sería más sencillo

tengo que suspirar,
caminar deprisa,
soñar durmiendo,
ignorar consciente,
ordenar sin deseos,
malgastar por obligación

¡qué incoherente,
qué inocente parece todo!

por eso hago tantas preguntas,
por eso tengo tantas dudas,
la apariencia me aburre
y mis torturas privadas
se convierten en un vendaval,
en fuego cruzado,
en inminentes derrotas

Si pudiera callar mis temores,
subir tu mirada
hasta mis ojos en pausa
o dejar de maldecir
quizás todo sería más simple.

Y la historia es otra...


y esperé...y esperé...

Y esperé...y esperé...y esperé...y llegaron las doce de la noche, y el día se terminó, y esperé. Esperé que llegara, anhelé que llegara, aunque por orgullo no lo necesitara, pero era mentira, porque esperé...Esperé y no llegó, la realidad me confirma lo que intento olvidar, u obviar, pero bueno, esperar me ayudó a comprender...
Yo sabía que te echaría de menos en mi cumpleaños y también sabía que no estarías pero aún así, esperé. Ahora, después de la enésima decepción me queda la duda más cruel de todas, ¿no estuviste porque así lo quisiste? ¿o no estuviste porque otros, y no vos, así lo quisieron? Si es verdad que te conozco como digo, y como quiero creer para que duela menos, otros y no vos, así lo quisieron...
En fin, me consuela que al menos yo sí me conozco y sé perfectamente que si la historia hubiera sido al revés, es decir, si vos hubieras estado esperando algo de mí, yo jamás te hubiera dejado esperando, porque la historia completa al revés jamás se hubiera dado, pues no me considero cobarde y mucho menos egoísta...
Esperé y en el silencio de la espera acepté. Acepté que algo sucedió, no sé aún qué, pero algo sucedió y todo lo demás, dejó de ser. Esperar me vuelve más cruel. Me envuelve de distancia y te alejo más y más, irremediablemente te empujo al olvido. Olvido, esa marea oscura y hastiada de cenizas, con vientos huracanados que se traga los escombros del temporal. Esperar me convierte en fantasma, en alma errante caminado por la memoria. De tanto esperar me brotaron lágrimas y se me escaparon abrazos. ¡Con tan poco hubiéramos hecho tanto!
¿Qué hubieras hecho si te ignoraba? En mi dolor, tu respuesta es una masacre de sentimientos, un complot de fantasías y realidades. Seguramente, en mi espera me olvidé que no te importa nada...salvo vos, claro...y en mi desconsuelo, también me salvo yo...me salvo del perdón...prefiero pedirte amor antes que perdón, quizás no lo entiendas nunca...y es mejor así...y como prefiero pedir amor antes que perdón, intento dejar huellas, nunca cicatrices y no creo que alguna vez lo entiendas.
Y porque esperé y esperé...y llegaron las doce y en este nuevo día asesinaré lo que queda del recuerdo si por sí mismo no se mata, todo ha perdido el sentido, y así, sin sentido, no se puede vivir, bueno, al menos yo no puedo...



martes, 17 de junio de 2014

y se quedan...


¿Seré intolerante? ¿Inconformista? ¿Dura? ¿Seré inflexible o seré sólo detallista?  ¿O seré realista? ¿Real? ¿Leal? Quizás, quizás, saber lo que quiero y cómo lo quiero me hace menos fantasma, más real, ¿no te parece? ¿Seré crítica? ¿Te parece a vos que soy muy crítica? Sí, seguramente lo soy, seguramente porque me gustan las personas que entienden lo que significa la palabra lealtad. También me gustan las que sabiendo la verdad, conociendo la verdad, conociéndome, recuerdan y se quedan, y se quejan y se quedan, me odian por momentos y se quedan. Me gustan las personas que tienen memoria pero que también tienen olvido. Me gustan las personas que entienden y que no necesitan explicaciones, que observan y entienden y se quedan. Me gustan las personas que no ocultan ni mienten, porque se quedan y entienden que no hay necesidad de ninguna de las dos cosas, porque entienden y conocen y se quedan. ¿Seré una loca de atar? ¿Realmente seré eso? ¿O será que sé cómo quiero vivir? ¿Realmente yo estaré loca o será que vos estás perdida? ¿Seré cruel diciendo la verdad o es que a caso, vos sos más cruel mintiendo? ¿Verás la diferencia? No me interesa dar explicaciones de mis acciones, de mis actos, si hubieras conocido una parte de mí, sólo una, no las necesitarías. Porque me gustan las personas con verdades y sin disfraces, me gustan las que escuchan y las que se hacen escuchar. Me gustan las personas sin escudos, las que se quedan con el corazón en las manos, las que ofrecen y las que reciben amor. Me gustan las personas que se van y que saben volver, las que no disimulan, las que se quedan, las que saben preguntar y se bancan las respuestas y se quedan...las que a pesar de todo, incluso a pesar de mi oscuridad, se quedan conmigo, conmigo incluso sin mí...
Ahora entiendo más que ayer, duele, no te creas inocente, duele...
¿Tendré temperamento o personalidad? ¿Mal carácter o será sólo que vos no tenés nada? ¿Que no sos nadie? ¿No será que no tenés ni sombra? ¿O será que yo no tuve suficiente luz para iluminarnos? ¿Es sólo mía la culpa? ¿O también tu culpa? ¿Seré tan compleja o demasiado simple? ¿Tan simple que lo simple roza lo ridículo? Vos estabas cuando otros debieron estar, y de pronto, vos ya no estabas y sí estaban los otros, ¿qué será lo que sucedió? ¿No será que miré mejor y, en realidad, vos nunca estuviste y en cambio, siempre estuvieron los otros? Muchas preguntas para alguien que no merece ni un silencio.



viernes, 13 de junio de 2014

Vicio

Te envuelvo con humo y una llama, similar a la mirada que inició todo, te hace estallar. Tu recuerdo se va evaporando y te convierto en luz para iluminarme las pesadillas. Te envuelvo de alquitrán, te invento un final (otro final) y te expulso de mí, convertida en cenizas y te veo a través de mí, en los contornos de una sombra en la pared de la habitación. Te envuelvo de gris para que regreses a tu cama y te aspiro todo el perfume para no extrañarte en mi madrugada. Ojalá fueras tan simple, ojalá fuera así de simple expulsarte de mi, arrancarte de mí, ojalá fuera tan fácil acabar con tu recuerdo... Encender un cigarrillo, consumirlo hasta que ya no quede nada, ni cenizas ni cicatrices, nada...Pero la historia es otra, se me impregna tu perfume hasta en las pupilas, tímidas y trémulas, entras en mi, me quitas el aire, te robas mi oxígeno, me enfermas desde adentro, y a pesar de la verdad, soy tan adicta a tu recuerdo! no puedo arrancarte de mí, no puedo dejar de fumar...te... de enfermar...me...

A veces te devoro y tengo que volver a inventarte, recrear tu figura a través del humo gris que voy largando, simulando que lo mismo sucede con tu imagen. Cuánta cobardía corriendo por mis venas. No me atreví a amarte, y ahora no puedo olvidarte.

Todo el día voy tirándote por las calles de la ciudad, dejándote a medias, consumida, sin consuelo...podría dejar de fumar, si quisiera, pero ni aún queriendo, puedo abandonar tu recuerdo...


jueves, 22 de mayo de 2014

ella

Yo vivía tan cómodamente entre mis extremos, mis certezas y mi pila de palabras. Y vivía sola. Tenía pocas cosas, las imprescindibles, las necesarias. Una cama, una cocina, una heladera y una biblioteca. Dentro de ese universo mi equilibrio estaba seguro. Tenía mis fugas, mis períodos de oscuridad y maldad pero vivía y vivía bien. Y una tarde, una fatídica tarde, por culpa de un escritor, ella se asomó a la ventana. La vi. La vi pasar como una sombra sin alma pero seguí leyendo. A la noche, sin saber cómo, ella me miraba desde un estante de la biblioteca. Me sorprendió, sin embargo, hice lo que hago siempre cuando algo me sorprende, hice de cuenta que no había nadie más en mi casa, hice de cuenta que no pasaba nada raro ni extraordinario. Esa noche cené y me acosté temprano y ella seguía ahí, balanceándose muy a gusto en la biblioteca. Recuerdo que dormí mal, muy mal, soñé barbaridades, incoherencias con ella como protagonista. Me desperté antes de que sonara el despertador y ella (¡maldita sea!) estaba observándome desde mi mesa de luz sin luz (no soporto los veladores). Y desde esa madrugada gris ya no la pude apartar. Después del desayuno ya estaba instalada en mi cabeza, girando mis ideas tan bien puestas, y fue más, mucho más que un pensamiento. De un día para el otro ella se convirtió en todo. Ella, una simple y llana duda, cambió mi vida y mi visión del mundo. Y con ella vinieron más y más dudas. Y ahora son tantas que a veces, ni siquiera puedo dormir...

miércoles, 21 de mayo de 2014

en lenta agonía


Siempre me derrotas.
Derrotas,
todas
toditas
camufladas de silencio,
eso
y el tenue crepitar del rencor
me sumergen,
me ahogan,
me sepultan
en mis convicciones.

Me olvidaré
como siempre
como a todo.
Me olvidaré de mí
pero
vos recordá:
te estaré esperando
a la vuelta de mi infierno
cuando pases
no olvides recoger
el trozo de memoria
que usurpaste
de otros
que debieron estar en tu lugar.

Ya padecí
Ya sufrí...
me cargué en las espaldas
en las manos
en el alma
la derrota,
el dolor,
la culpa,

te culpé
y el error fue mío

¿andaríamos descalzos
por puentes de vidrios
o andaríamos vacíos
por laberintos paralelos,
por puentes infinitos?

Nunca entiendo nada
me desbordan las miserias.
Siempre tardo tanto
en amoldarme a las sombras...

no sé,
me confundí de puerta,
de esquina,
de vida,

me confundí,
amarré mis manos
a un puerto sin orillas,
me abracé a un árbol
en otoño perpetuo

y temí más por mi soledad
que por tu recuerdo.

Esquivo cicatrices
escuchando música,
observando cómo
en lenta agonía
los sonidos se funden
y repercuten a mi alrededor

¿que hacés vos
para evitar la verdad?

Debe ser triste
caminar sin huellas,
debe ser triste
mentir para sobrevivir

Ha de ser triste
olvidar para sonreír,
ha de ser triste
evitar un nombre
para respirar
¿no?





viernes, 16 de mayo de 2014

extremos

lo fugaz y lo permanente
lo atroz y lo piadoso
un juego despiadado
un error en el sistema

(nací un atardecer
con buena memoria
no tengo la culpa

guardar recuerdos
es tortuoso
quizás menos
que olvidarlos)

lo trágico y lo cómico
lo sutil y lo grotesco
un juego macabro
un infinito infortunado

lo triste y lo alegre
lo trivial y lo extraordinario
un juego redondo
un destino marcado

lo difícil y lo fácil

siempre es cómodo
escarparse por la tangente
quisiera verte
caminar por la cornisa

porque una duda
una sola duda
es más persistente
que mil razones

(amantes sin amor)

lo dulce y lo amargo
lo blanco y lo negro
extremos necios
puntos opuestos
de un círculo abierto

(dirás adiós
como dios manda)

desde lejos ya lo ves
no hay nada pues
que no sea una ironía
ironía sin horarios
sin heroína
así me recuerdo
(¿así te olvido?)

(comprenderás, quizás,
sin extremos
no respiro
sin extremos
me mareo)


martes, 6 de mayo de 2014

verdad oculta, verdad triste

te atormenta mi silencio
te alejan
mis espacios en blanco
te olvidan
mis extremos
(pero es mentira
el olvido)

te amenaza mi mundo
mi niña eterna
mi única luna

no es simple hablar sin hablar

te explico siempre lo mismo
lo mismo
lo mismo

conmigo siempre es triste
la luz azul
y reconocer
reconocer
que te falta 
un pedazo de sombra
la sombra
esa sombra 
que te nombra
entre anagramas crueles
para que nadie
vea en mis ojos
lo que vi en tus ojos

es así, no hay mucho más para decir
te amenaza 
mi mundo,
mi niña inmortal
te amenaza
mi amor en calma
mi mar en calma

un nombre
(el tuyo)
y una lanza
tirada en silencio
bajo un cielo húmedo
es todo lo que tengo
y todo lo que me falta

en fin, 
¿es triste la verdad?
o ¿es triste una verdad oculta?

te daría todas mis palabras
pero...
 no puedo darte mi silencio

lunes, 28 de abril de 2014

Te extraño...

Te extraño horrores. Es un horror extrañarte porque sucede que es contradictorio. Sí, te extraño pero al mismo tiempo, no tengo ni una sola intención de verte. ¿Por qué? Pues porque me dolería, porque me duele aún. Te extraño y a la vez pienso, ¿qué se supone que extraño? Porque para no faltar a la verdad, sigo sosteniendo todo lo que te dije, no ha cambiado ni una sola palabra en mi cabeza. También es cierto que ya te perdoné, pero haberlo hecho ni disminuye la herida ni me acerca a vos. ¿Cómo te explico? Deberías de saber tantas cosas, y yo me nublo, me oscurezco, me frustro, me saco. Me saco con vos, que en definitiva, sos vos. No te preocupes, no escribo ni para acercarme ni para que me contestes, no quiero ninguna de las dos cosas, escribo para que sepas, como siempre, para que sepas porque aún sos mi amiga en el alma, y allá, tenés que saber todo, y además, como te dije tantas cosas malas, que sigo sosteniendo (lo repito para que quede claro) también considero que debés saber esto, te extraño horrores. Daría cualquier cosa porque las cosas fueran diferentes, con tan poco hubiéramos hecho tanto. No te entendí en su momento, menos te entiendo ahora que el tiempo sigue pasando. Hay días en los que necesito hablar con vos, después me acuerdo del dolor y se me pasa, pero a veces me hacés tanta falta que parecería que hace siglos estamos lejos. Por un abrazo retrocedería el tiempo. No sé, esto es una estupidez, es irónico, pienso demasiado y no hago nada, ni ganas. La verdad es que estoy terriblemente cansada, tengo ganas de pedirte explicaciones que no tenés y a la vez no quiero ni siquiera verte, aunque sea desde lejos, y es triste, yo estoy triste, hay días que no me aguanto, y no sé por qué pero es justamente ahí cuando más te extraño. El problema está en que tengo demasiada memoria. Lo sabrás, supongo.
Que hayas pedido perdón sin saber por qué pedías perdón, me pone triste, sabés que siempre perdono cuando la otra parte se hace cargo, pero sin una razón, no me sirve para nada el arrepentimiento porque en realidad no te estás arrepintiendo de nada, entonces, por qué pedir perdón, no tiene sentido, en absoluto, pedir perdón porque crees q me lastimaste sin hacerte cargo de que lo hiciste es peor que una mentira, sinceramente, ya ni sé para qué o para quién estoy escribiendo.
En fin, así como te dije todo lo que pensaba, lo que me estaba ahogando, y la verdad, sé que en su mayoría mis palabras fueron malas, no todas, pero como siempre nos quedamos con la peor parte, jamás vamos a ver o leer, en este caso, las cosas buenas, en fin, también quería decirte esto, te extraño. Punto. Y como analizo todo y demasiado, sé que es lógico extrañarte, en muchos de los recuerdos buenos y malos que tengo de los últimos años estás vos y bueno, no es tan malo extrañarte, si no lo hiciera creo que sería un problema, extrañarte no es un problema, sólo me pone triste pero también supongo que en algún momento se me pasará, como pasa todo, todo pasa…

Me siento igual que al principio, escribirte no alivió mi pesar, lo que significa que es un sin sentido más contarte o hablarte como si pudieras escucharme, o quisieras en el peor de los casos, pero el caso es que yo no quiero eso tampoco. Como siempre, ni yo misma me entiendo, y así, incoherente, mejor me voy a dormir. 

jueves, 24 de abril de 2014

construyendo

sacrifiqué inviernos y rosas
por desnudarme en tu sombra,
maltraté las sonrisas de mis silencios
y me fui a refugiar en las ramas
marchitas
de una luna sin rostro

nunca es justa la distancia
a veces, sólo es misericordiosa

hundí mis manos en la niebla
y desperté lejos
muy lejos
de tu aroma a sábanas
recién planchadas
(no me arrepiento
porque aprendí)

 qué cruel el curso del olvido
 baja lavando heridas,
arrastrando cicatrices,
limando estrellas
pero muere en la orilla
de ese mar de mutismo:
mi memoria de arcana,
mi ofensiva memoria de arcana

navegaré, caminaré
volaré, correré
de algún modo u otro
llegaré
y cuando llegue,
me construiré un nuevo amanecer...

construiré palacios
de palabras y silencios,
abriré boquetes en los suburbios
de mis pensamientos más destructivos
y la luz entrará,
entrará y hallará
entre escombros y colillas
una sonrisa marchita,
una mirada irónica:
la mía,
y estará sembrando caricias,
remendando abrazos,
construyendo nuevos jardines,
revelando verdades,
tirando abajo todas las malezas

sin dudas y sin temor
me construiré un nuevo refugio
más noble,
más real,
más fuerte,
sin mentiras,
más leal...



miércoles, 23 de abril de 2014

Nostalgia/ausencia

Yo tenía un lugar donde refugiarme, ¿saben? Yo sentía tener un lugar dónde refugiarme, porque no es lo mismo tener que sentir, ¿verdad? Y ahora tengo esto: nada. Y en la nada, la nostalgia se hace un banquete. La nostalgia es la ausencia de ese lugar, que ni siquiera es ausencia, es vacío, es un lugar vacío ese refugio, y es tristeza, esa tristeza melancólica que te zambulle en el pasado, y cuando el dolor supera a la realidad, te ayuda a decir ¡basta!, ya no más, ya fue suficiente. Pero antes, tengo que definir a esa nostalgia, la tengo que palpar y conocer para acabar con ella...

Porque todos los días parecen iguales, y aún en la semejanza aparente, sólo una cosa se repite, extrañarte es más que un estado, es el estado en el que la perpetuidad de los recuerdos se mete en mis pupilas y me invita a la última copa, la que tomo por nostalgia, esa nostalgia de atardeceres marchitos y sencillas maneras de padecer, recordando. Así acabo la historia que no me animo a escribir, recordando. Porque recordando voy escribiendo y escribiendo voy recordando. Porque no se puede vivir sin amor pero tampoco se puede vivir sufriendo por amor.

Desterrada. Huérfana de abrazos. La nostalgia también es eso. Sentirme amarrada a la silla. Ver cómo todo sigue su curso y uno está inmóvil en una calle oscura, en un laberinto de recuerdos compartidos y partidos, con esquirlas de lágrimas por doquier. El orgullo tirando para atrás, el alma tirando para adelante. Un forcejeo inútil, devastador. Y la ilusión se completa con la certeza de que si pudiera volver el tiempo atrás, derribaría todos los muros que construí sólo para poder abrazarte cuando quisiera, no cuando lo necesitara, cuando quisiera.
Sé que la vida continúa, que el mundo sigue girando, que nada ha cambiado, y sin embargo, me siento amputada, a mi cuerpo le falta algo, a mi cabeza le sobran recuerdos, a mi alma le falta curarse. Y el dolor está ahí, agazapado, a mi lado, esperando que aparezca algún recuerdo para torturarme. Las heridas están aún abiertas, son grietas, huellas que gotean y grietas que gotean, huellas que sangran, grietas que gritan, huellas marchitas, grietas hambrientas de lágrimas, huellas sedientas de olvido, grietas/huellas.
La nostalgia debe ser eso que me obliga a elegir cada día un camino distinto para volver a casa, esquivando charcos y esquinas, alimentando distancias, eliminando probabilidades de algún fortuito encuentro. Aún cuando no crea en la suerte, porque el destino es un puto comediante y tengo que calcular a todo momento en qué calle y en qué esquina puedo cruzarme con la esa sombra que tanto extraño. Eso es nostalgia. Esquivar encuentros y recuerdos. Jugar a las escondidas con la suerte. Y me convierto en experta malabarista.

Y para que haya nostalgia, debe haber ausencia. ¡Cómo jode la ausencia! Porque la ausencia está llena y rebalsa de silencios y palabras, de recuerdos y sombras, de inventos y realidades. La ausencia es una especie de fantasma que se devora los rincones y los momentos, va ocupando cada hueco en la pared, cada arruga de la sábana, va usurpando los olvidos y la memoria. La ausencia es más que no saber de vos, la ausencia es no querer saber nada más de vos, ni de mi. La ausencia me hace cruel y te hace inmortal en mis recuerdos. Puedo acostumbrarme a todo, pero no a esa ausencia tan presente como tuya.

De pronto, caigo en la muda realidad, voy caminando por las calles de una ciudad en penumbra, custodiada por la neblina, contando los pasos, albergando esperanzas, sonriendo con ironía. Te extraño, ¡vaya que te extraño! Pero, ¡qué extraño! ¿Qué extraño? ¿A quién? ¿Lo que fuimos o lo que pensé que éramos? Al fin de cuentas, la realidad me dice que nunca tuve ese refugio, que fue sólo una ilusión, un oasis en este laberinto que habito. Y que para renacer, no cuente con el olvido, eso me ha quedado claro. Realidad, bendita o maldita, no necesito más consejos.

En fin, mi nostalgia ha de ser hasta que sea, ha de ser por querer tanto y sin escudos. Tu ausencia ha de ser hasta que me canse, ha de ser por olvidar sin querer.

Y a pesar de este desahogo, no entiendo demasiado, ni a la nostalgia ni a la ausencia, quizás, entender ya no es una opción, quizás ya no sirve de mucho explicar algo que no debería ser...


lunes, 31 de marzo de 2014

a la deriva

A través de lo que soy y a partir de lo que no soy, vaya idea; todo lo demás es una incongruencia, una estafa. El resto, los restos, porque decir el resto es decir poco, aún cuando sean muchos dentro de ese resto, por eso es mejor decir los restos, los restos son todos y cada uno de esos grupos que se autodefinen como únicos y que atormentan mis volátiles pensamientos.
¿Ves un amanecer? Es una discapacidad no ver un amanecer. La ceguera que ello lleva es más triste que la de aquel, que aún sin poder ver, lo imagina. ¡Qué grandiosa es la ironía y qué estúpida la gente que no lo entiende!
Tengo suficientes problemas existenciales como para ponerme a pensar en mi propio dolor. Tengo demasiado escondida mi alma como para salir a buscarla para resolver conflictos carentes de fundamentos. Verán, si es que pueden, mi visión es borrosa y no porque necesite anteojos (los cuales tengo) sino porque me faltan estrellas y porque, a veces siento que me faltan otros ojos, los míos están saturados, enquilombados, tristes, lacrimosos, heridos, siento que otros ojos cambiarían mi visión, y otras tantas veces siento que con sólo cambiar de perspectiva, cambiaría de visión.
Pensamientos y más pensamientos inundan mis escasos momentos de lucidez, y ahí la locura es una fiesta, una fiesta privada, sin invitados, una soledad incongruente y yo, yo, esto que soy y que no puedo terminar de conocer. Siempre me sorprendo a mí misma. Siempre encuentro más temor en mis lágrimas que dolor. Lo absurdo roza la delgada e inevitable línea de la estupidez más grande. Salir de un agujero para meterse en otro. Un hueco, una grieta adornada, un pozo distinto con los restos, un lugar común con aire de espumas grises, nada nuevo, y sin embargo nuevo, todos los días el mismo ruido y nunca el mismo silencio. Rebeldía, qué hermosa palabra. Fui rebelde de adolescente, luego me amoldaron a una sociedad común y corriente. Aprendí a ser cobarde, crecí para aprender a aceptar las derrotas, los fracasos, y la rebeldía que me hubiera ayudado a salirme del sendero, ya se había muerto, y había sido sepultada, nada quedaba, culpa de los restos, culpa mía, culpa de todos. Y el vacío es un lugar lleno de objetos, de recuerdos rotos, de fantasías altruistas, de infames promesas y de restos amontonados...
Sonríe, pues, la realidad te golpea todo el tiempo, no creas que estamos afuera, estamos adentro y los fantasmas que nos acompañan hacen menos irrisoria la farsa. La más desalmada de las horas llega, esa hora en la que te acostás y fingir dormir es lo mejor que podés hacer, cuando sabés que la noche pasa rápido y el amanecer se acerca, se acerca para verlo, y vos sin poder mirar...muchas pavadas juntas para una sola noche.

¿Qué nos define? ¿Salir del lugar cómodo y común? Buscate una nueva ilusión, una esperanza que te mantenga más firme, no sé, dejame de joder con el discurso del no te entiendo, no busco que me entiendas si ni yo me puedo entender. Mirate en un espejo, uno real, no una maldito; uno sincero, no uno de cuento, pero mirate, fijate que las arrugas que van adornando tus ojos, también lo hacen en el alma. Un espejo es lo que todos tendríamos que recibir apenas nacemos. ¡Con qué frialdad se habla de los demás! de los restos, ¿no? Hasta yo misma estoy dentro de los restos, un despojo de colillas, de atardeceres tardíos, de espejos rotos cada siete años. Maldición!, cuando tenga que madrugar me dolerá el sueño y todo por este desleal insomnio que se me incrusta en la almohada junto a cierto perfume y a cierta caricia/cicatriz que no sirve para nada.

¡Qué cansada estoy de todo! De las palabras que todos repiten sin cesar, de los discursitos truchos de vencidos antes de pelear. ¿Por qué cada cual, cada uno de cada resto, no se busca una vida o empieza a vivir la que tiene? a mi me gusta mi vida, amo vivir, lo que no me banco más es la hipocresía de esos restos que son representados por un dios vulgar y carente de respuestas. Y vos, sí, vos, ese que lee y no entiende, permitime un consejo cruel, quizás, ponete un par de anteojos porque lo necesitás más que yo y comprate un espejo, pero no de esos que necesitan una pregunta sino, uno de esos que te ayuden a encontrarte en medio del quilombo que tenés y que llamás vida.

Sufrir, sufrimos todos, mi querido, sólo que algunos, algunos pocos convertimos cada herida en una pregunta y esa pregunta la llevamos dentro hasta que encontramos la salida y otros, los restos, al dolor le buscan un culpable y se suben al tren del que mejor los acompañe, porque no soportan la soledad y la soledad es no encontrarse cuando te mirás en un espejo, eso es estar solo, creeme, querido, lo sé por mera y propia vivencia, nadie me vino a contar nada. Vivir de lo que otros piensan es más fácil que pensar por qué mierda no piensan los restos...

Amanece, me voy a dormir o a fingir que duermo, todo es un absurdo, todo es un mundo del revés, y así despertamos, más tranquilos, más idiotas, siempre a la deriva dentro de los restos, dentro un agujero, pero despertamos, ¿qué más le podés pedir a dios? salud y amor, olvidate del dinero, ni siendo millonario en monedas tendrías más, tendrías exactamente lo mismo que ahora, nada...
Dulces sueños y feliz despertar.

miércoles, 26 de marzo de 2014

en una de esas...

Tal vez el tiempo lo cure todo, ¿quién sabe? En una de esas tantas vueltas que da el mundo, nos volvamos a encontrar y hasta tal vez, también encontremos que el pasado compartido es un hueco doliente, y que un abrazo es todo lo que piden nuestros ojos. 
Me pregunto si preguntarás por mí. Es un juego absurdo, que sólo mantiene abierta la herida y vivo tu recuerdo. Lo sé. Mi razonamiento es igual a una lágrima. Verás, si pensaras en mí (si hubieras pensado en mí alguna vez) la distancia no sería tan absurda y tal vez entenderías que los silencios no son ni fueron más que gritos ahogados. Ojalá algún día lo comprendieras, ojalá algún día supieras que de tanto callar, me atraganté y el silencio fue la mejor respuesta.
Tal vez, levantar tantos ladrillos al edificar mis muros, hicieron mis brazos más fuertes, sólo que ahora, de nada me sirven si no puedo sostenerte, no puedo abrazarte, no puedo mirarte. ¿Cómo es posible que dejáramos que los temporales exteriores destruyeran todo lo de aquí dentro? Quizás, pienso, examino el pasado, revuelvo las cenizas, quizás, tener un refugio era más difícil de lo que pensábamos. Quizás, y después de todo, refugio debe ser otra cosa. Una cosa, eso, algo indefinible pero con contornos de luz azul. (y luz azul es un palíndromo, por eso tiene su encanto, su esencia. La luz azul es un ir y venir, un ir hacia atrás y volver, un infinito finito) En fin, divagar tanto a estas horas es sinónimo de insomnio y el insomnio es exceso de recuerdos. 
Tal vez el tiempo no cura nada, y de ser así, sería un farsante con sombra de amigo, como otras tantas cosas/personas...

P/D: Ya te perdoné, es la única verdad, pero el perdón no tiene anestesia para el dolor, para mi dolor, porque nunca será nuestro dolor...el dolor es mío, el silencio es mío, las palabras son mías...

Cartas perdidas. Marzo de 2014

domingo, 23 de marzo de 2014

Que no se atreva...

Hace frío por acá, el invierno quiere llegar antes que el otoño. Espero que no se atreva, tengo una cita pendiente con la neblina, desde el año anterior. Me hace falta, sobre todo cuando faltas. Mañana cuando amanezca, estaré pensando en vos. Recuerda: todos se han ido, todos se van, vos permanecés. Intacto. Inmóvil. ¿Tú o tu recuerdo? Necesito de la neblina. (También te estaría necesitando a vos, a ver si uno de estos meses te enteras que sigues siendo mi mundo). 

jueves, 6 de marzo de 2014

Me equivoqué

Mi vida por fin estaba medianamente en orden. Tenía casi todo acomodado. Podía sonreír, acostarme por las noches y agradecer por el día. Podía transitar por la rutina sin tener deseos de tirar nada. Podría decir que era feliz. Pero, obvio, siempre existe un puto pero, las cosas cambiaron. De pronto, una noche, la cobardía hizo su aparición en el escenario y todo cambió. La historia es corta, la tristeza infinita.
Resulta que, y esto será otra especie de carta, tenía una persona que en títulos la llamaba amiga, en sentimiento era mi hermana. Era una de esas personas que te cruzás apenas un par de veces por cada vida, una de esas personas con las que compartir la vida es simple, sencillo. Y a ella les escribiré esta noche porque ahora ya no somos nada y la nada es más grande que cualquier distancia en kilómetros, decir nada es más triste que decir, dejamos de ser. En fin, necesito desahogarme, necesito hacer lo que siempre hago cuando la tristeza no me deja dormir, que es escribir. Hoy le escribiré a ella, a vos, a nadie...

Desde que recuerdo, siempre intenté ser buena amiga, no te digo buena persona porque estoy segura que eso no lo soy, pero si buena amiga. ¿Qué entiendo yo por buena amiga? Buena amiga es ser, estar, confiar, callar, mirar, hacer y amar, sobre todo amar, amar al otro en su calidad de otro. Respetar y respetar implica conocer al otro, saber lo que el otro puede o no puede hacer. Confiar y confiar a ciegas en el otro, dejarse caer con la absoluta seguridad de que está ese alguien atrás o al costado. Mirar y mirar al otro, ver más allá de una actitud, interpretar las respuestas, entender y aceptar los silencios. Hacer y hacer lo mejor posible pensando en el otro. Siempre te traté de esta, quizás, absurda manera. Siempre te respeté. Siempre te hablé con la verdad, al menos con mi verdad, esa verdad que nunca tuve miedo en decir porque no eras cualquier persona, eras y formabas parte de mi familia. Cada cual tiene su propia escala de valores, en la mía, lo primero es la familia y vos estabas ahí. Pensé y estaba segura que nuestra relación era inmune a las estupideces del mundo de locos que nos tocaba vivir. Pensé que teníamos esa especie de refugio necesario, una en la otra. Pensé que compartíamos más que una vida, compartíamos nuestras almas, éramos hermanas y así te amé, profundamente, como sólo se puede amar a una hermana. Y cometí el error, ahora lo veo de esa manera, cometí el error de intentar protegerte más allá de todo, como si fuera posible y no lo es, de que nada te lastimara, siempre pensando en vos antes que en mi, me equivoqué, lo siento. Me equivoqué al ponerte en esa posición, tu vida siempre será tu vida, no había nada que yo pudiera hacer para evitarte un sufrimiento, de alguna manera u otra sólo quise protegerte. 
Y sólo existían pocas cosas que podía pedir. Sólo pedía honestidad, pilar fundamental de cualquier amistad, sinceridad, verdad. Bueno, llegó un día en el que todos los demonios conspiraron y se llevaron eso de vos. Y yo me quedé a oscuras, maldiciendo en los rincones sin entender, y vos sabías o al menos deberías de haber sabido que yo siempre necesito entender, siempre busco la manera de entender la realidad que pasa a mi alrededor. Si no logro entender algo, es muy probable que pase noches enteras sin dormir, buscándole una explicación. Y hace un mes que no duermo bien, que el insomnio se pasea por mi cuarto y mis pensamientos divagan de una esquina a otra de la realidad, buscando una explicación, buscando entender cómo, de la noche a la mañana, nos volvimos nada. ¿Cuándo dejamos de ser para ser nada? ¿Qué pasó en el medio? ¿Fue mi locura o tu cobardía? ¿A quién culpo de haber perdido a una hermana? porque siempre hay un culpable, no me vengan con eso de que la culpa no la tiene nadie. No creí nunca en esa filosofía, lo siento por mí, pero es así. ¿Dónde encuentro las respuestas? ¿En el tiempo? ¿Qué tiempo? si ya no tenemos tiempo. ¿Cuándo me perdí? ¿Cuándo fue que te perdí? ¿Cuándo fue que nos perdimos? ¿Cuándo dejé de ser buena amiga para que dejaras de confiar en mí? ¿Desde cuándo tu tiempo no es mi tiempo? ¿Por qué creí conocerte más que a mi misma? 
Nada es justo, la justicia en este turbio asunto es una desequilibrada mental (como yo, quizás). Me equivoqué, asumo la responsabilidad de haberme equivocado al entregarte mi confianza y por haberte querido tanto como a una hermana. Me equivoqué y lo siento. 
Lamento muchas cosas, pero la principal es haberme dado cuenta que tantos años de amistad no nos alcanzaron para conocernos. Al final, nos desconocimos. Ahora siento que nunca entendiste mi absurda manera de ver el cielo. Nunca comprendiste del todo mi siempre triste visión del amor. Jamás entendiste que éramos dos para ser una. Y lamento profundamente que no entendieras mi cruel y último mensaje. 
Gracias por tus últimos consejos, en algún momento aprenderé a ser más egoísta, a pensar más en mí que en el resto de los mortales, gracias por haberme regalado tantos años de amistad.
Te extrañarán mis domingos de melancolía, mis noches de invierno y soledad, mi fanatismo por el silencio compartido, mis instantes de lucidez, te extrañarán mis abrazos, extrañaré tus abrazos. Te extrañarán mis días del amigo y mi cumpleaños, siempre habrá un espacio vacío ahí, donde antes estaba tu sombra. Te extrañaré, inevitablemente, quizás por siempre. Hemos destruído todos los puentes que podríamos haber conservado, el dolor cuando no se aguanta, es un viento huracanado que arrasa con todo, todo y ese todo éramos nosotras, ya no existe un nosotras, ya no somos nada. Me duele el alma, lo cual es obvio, le tuve que arrancar un pedazo. Me duele las lágrimas que no derramaré, me duelen los pies por evitar tu encuentro. Me dolés aún, quizás algún día no lo harás más, quizás algún día el universo se acomode de nuevo, quizás en otra vida, una vida menos alocada, nos volvamos a cruzar porque en esta vida, voy a evitarte de todas las estúpidas maneras que conozco y que descubriré, no tengo intenciones de volver a mirarte, no quiero volver a verte, de esta torpe manera me protejo y te protejo. Quizás, algún día, algún día, pueda volver a mirarte y sentir que mi tristeza se esfumó, mientras tanto, seguiré siendo yo...
Mi único deseo, que seas tan feliz como puedas...

P/D: te quiero...y tal vez siempre te necesite, a pesar de todo...a pesar de todo...