viernes, 20 de junio de 2014

y esperé...y esperé...

Y esperé...y esperé...y esperé...y llegaron las doce de la noche, y el día se terminó, y esperé. Esperé que llegara, anhelé que llegara, aunque por orgullo no lo necesitara, pero era mentira, porque esperé...Esperé y no llegó, la realidad me confirma lo que intento olvidar, u obviar, pero bueno, esperar me ayudó a comprender...
Yo sabía que te echaría de menos en mi cumpleaños y también sabía que no estarías pero aún así, esperé. Ahora, después de la enésima decepción me queda la duda más cruel de todas, ¿no estuviste porque así lo quisiste? ¿o no estuviste porque otros, y no vos, así lo quisieron? Si es verdad que te conozco como digo, y como quiero creer para que duela menos, otros y no vos, así lo quisieron...
En fin, me consuela que al menos yo sí me conozco y sé perfectamente que si la historia hubiera sido al revés, es decir, si vos hubieras estado esperando algo de mí, yo jamás te hubiera dejado esperando, porque la historia completa al revés jamás se hubiera dado, pues no me considero cobarde y mucho menos egoísta...
Esperé y en el silencio de la espera acepté. Acepté que algo sucedió, no sé aún qué, pero algo sucedió y todo lo demás, dejó de ser. Esperar me vuelve más cruel. Me envuelve de distancia y te alejo más y más, irremediablemente te empujo al olvido. Olvido, esa marea oscura y hastiada de cenizas, con vientos huracanados que se traga los escombros del temporal. Esperar me convierte en fantasma, en alma errante caminado por la memoria. De tanto esperar me brotaron lágrimas y se me escaparon abrazos. ¡Con tan poco hubiéramos hecho tanto!
¿Qué hubieras hecho si te ignoraba? En mi dolor, tu respuesta es una masacre de sentimientos, un complot de fantasías y realidades. Seguramente, en mi espera me olvidé que no te importa nada...salvo vos, claro...y en mi desconsuelo, también me salvo yo...me salvo del perdón...prefiero pedirte amor antes que perdón, quizás no lo entiendas nunca...y es mejor así...y como prefiero pedir amor antes que perdón, intento dejar huellas, nunca cicatrices y no creo que alguna vez lo entiendas.
Y porque esperé y esperé...y llegaron las doce y en este nuevo día asesinaré lo que queda del recuerdo si por sí mismo no se mata, todo ha perdido el sentido, y así, sin sentido, no se puede vivir, bueno, al menos yo no puedo...



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