viernes, 19 de julio de 2013

mirándonos...

Entre tantos ciegos, para qué encender la luz. ¿Cómo pedirte que mires? Es como buscar refugio cuando la ciudad duerme y hasta las estrellas tienen la puerta cerrada. Caminamos atados de perfume y cada día tropezamos con las cartas que tiramos, pensando no necesitarlas...
Entre tantas hipocresías, no se puede encontrar la verdad. ¿Crees que es fácil mentir? Claro, somos parte del teatro, qué complejo es quitarse la máscara y el personaje, y sonreírle a un público ciego.

Míranos, nosotros y el resto, ¿cómo camuflar el calor y guardarlo para el invierno? imposible. Yo no puedo fingir, no sé fingir...o estamos o no estamos, no se puede caminar por un cielo plagado de heridas, de cicatrices y pretender salir ileso, no se puede atravesar un aguacero y pretender esquivar las lágrimas.
¿Cómo encontrar miradas cuando a la luna se le murió el reloj y la prisa hizo que nos despertáramos antes que el silencio?
No somos nadie, ahora sí que no somos nadie, ni vos ni yo y mucho menos nosotros, ¿cuándo se nos habrá ocurrido crear un nosotros? Un mundo habitado por ciegos y un universo inundado de silencio, jamás se hubieran entendido...La distancia no es justa, siempre estará creciendo, expandiéndose, jamás será justa...

Quizás, envejeciendo, las penas se incrementan. Quizás, nunca fuimos tan humanos como en ese precario recuerdo, cuando tus brazos enlazaban mi espalda y fuimos conscientes de lo efímera que puede resultar la eternidad.
La noche, esta noche, me obliga a mirar para adentro, no duermo, miro para adentro y detrás de mis párpados estamos hablando de los fuegos que apagamos y de los riesgos de mirar para afuera. Resulta que es más simple o menos complejo, permanecer ciegos, actuando de videntes, que preguntar de qué color es tu mirada...eso nos obligaría a mirarnos, a abrir los ojos y quizás, hasta dejarnos sucumbir en la bruma de los sueños; o despertar, despertar de esta aletargada realidad para buscar esa verdad, esa maldita verdad, la misma que nos mantiene prisioneros en la distancia. La misma que negué y te negué tantas veces antes del fin...Por si aún la quieres, pregúntame una vez más...veremos qué nos dice el silencio... 

viernes, 12 de julio de 2013

Incomprensible despertar


Te extrañan mis hombros, es que de tanto naufragar, perdí la postura y el olvido...Todos nos vamos muriendo, sólo que yo lo sé y lo mío es de amor...si pudiera, perdón, si fuera capaz de derrapar y ver si me acerco más a tu amanecer, quizás, las historias que invento fueran diferentes...
Hay muchas lunas aún, y aún me sobran razones para enviarte cartas firmadas por el silencio, escritas bajo una madreselva que crece inmune al tiempo en un patio que ya desapareció.
También te extrañan mis temores, tu consuelo con aroma de alquitrán, tus caricias como espuma de oleaje, llevándose mis lágrimas. Me duermo porque en sueños te tengo, y cuando despierto no entiendo cómo estoy viviendo sin tu amor. Es triste recordarte, no te creas, pero al menos sé que el olvido aún no me ha arrebatado tu sonrisa amplia de media luna, y hay veces que tus ojos se me incrustan en la almohada y me revuelvo entre las sábanas toda la noche, en una claridad gigante que me lleva al insomnio.
Me voy al patio, todo cubierto de cemento, salgo a fumar porque en la habitación aún está tu perfume y no quiero extinguirlo como se extinguió la llama que nos unía. Y afuera está nublado, oscuro y húmedo. El otoño ha regresado, se olvidó de llevarse algunos recuerdos o de traerlos, no lo sé. La llovizna cubre los objetos que me rodean y algunos fantasmas sobrevuelan como cuervos hambrientos. No sé que ha pasado ni qué está pasando. ¿Éramos otros o nunca nos conocimos? ¿Éramos nosotros o crecimos? Cada vez que el otoño regresa, la ciudad se detiene, y vuelvo a naufragar. Y te extrañan mis manos. Mi voz no pronuncia tu nombre y el silencio se vuelve un rugido de malos presagios, él sabe lo que ocurre cada vez que no te nombro.
No quiero despertarme una mañana y encontrar las cenizas de la casa junto a un paquete de marlboro vacío, perdóname, pero debo alejarme, buscar otros mundos y otros colores. No quiero despertar y verme anclada a lo que nunca sucedió ni pudo suceder...me despido, amor, es hora de sucumbir en otros ojos, en otra sonrisa, ¿podré salvarme? Pudimos haber despertado en otro amanecer…
Perdimos los nombres de las calles y también perdí mi nombre pero no mi edad...salí a jugar bajo la lluvia y regresé a la puerta de tu última mirada.
A veces tengo la extraña sensación de que estás mirando o de quizás mires algún día, y ya no me encuentres...Leíamos en las tinieblas de un invierno tardío las líneas que separaban tu cuerpo del mío, soñábamos con alquilar barcos y encontrar escarabajos de oro camino al anochecer, entre rejas de árboles con sabor a verano eterno y música de sirenas con aroma a silencio...Éramos otros, sin dudas que éramos otros...crecimos, amor, y acá estamos...al menos, yo acá estoy, escuchando canciones en lenguas que no comprendo, subiendo el volumen para evitar oír mis pensamientos, me condeno a la soledad de una casa gris y me acuesto tarde por inventar historias donde caminamos atándonos las almas y los recuerdos.
¿Dónde iré a parar con esta marea de llanto y pocas pulgas?...el mar se vuelca sobre la playa como se unen sobre la cama dos puntos de un mismo mapa.
Te extrañan mis oídos y mis plegarias, cuando la noche que fue amiga, me traiciona y sus precipicios se hacen llanuras amargas.
Pero siempre podremos despertar. Siempre podré despertar y mirarme al espejo que estando maldito me lleva al pasado...Siempre podremos ordenar lo desprolijo del cuarto, quitar el polvo que cubre los libros, los muebles y las sombras, remover las manchas de cenizas, soñar que todo ha sido una mentira o una burla de ángeles aburridos que han estado jugando con nuestros destinos...Siempre podremos despertar... ¿no te parece? Siempre podremos despertar o encender un cigarrillo para que tiemble la oscuridad en lugar de nuestras efímeras alegrías...
Siempre, cada noche, me siento más cerca de perdonarte que de olvidarte...luego, cuando el alba descose las estrellas, no logro ninguna de las dos...

lunes, 1 de julio de 2013

Han pasado tantas cosas...

¿Cuánto tiempo demora un recuerdo es volverse olvido? No entiendo cómo funciona mi memoria. He acumulado nuevos y buenos recuerdos, estuve viviendo todo este tiempo y sin embargo, hay recuerdos que no pueden suplantarse. Han pasado tantas cosas y algunas siguen igual, por suerte siguen igual.

¿Cuántas lunas deberán marchitarse para que finalmente llegue una marea de olvido?
Desde que perdí el rumbo de tu mirada, han pasado muchas cosas. Verás, cambié de ciudad, ahora habito otra ciudad pero la ciudad no logra habitarme, es extraño pero continúo respirando. Regalé la mayoría de las cosas que ya no usaba, que ya no necesitaba. Me fui vaciando, también me dediqué a ampliar mi biblioteca. Han pasado muchas cosas desde que abandoné tus ojos.

¿Cuántas cervezas borrarían un recuerdo? 
Algunas cosas siguen igual. Sigo llenando ceniceros y disfrutando del invierno. Sigo perdiendo encendedores y aún dejo las llaves de la casa olvidadas en algún bolsillo de algún saco. Mantuve mis amistades (no podría sobrevivir sin ellas). Todavía invento historias y me refugio en mi habitación cuando ciertos vientos empiezan a soplar. Sigo temiéndole al olvido. Jamás pude renunciar al silencio. Y también, sigo haciendo demasiadas preguntas, a veces.

¿Cuánto tarda un recuerdo en disolverse? ¿se va alguna vez? 
Han pasado tantas cosas desde la última vez que tuve el valor de enfretarme a tu mirada. Renové los colores de las paredes. Modifiqué algunos malos hábitos, no todos, algunos. Me acostumbré a la ausencia y a la falta de palabras. Supongo que crecí. Volví a jugar como cuando era niña. Convertí en párrafos mi melancolía.

Han pasado tantas cosas desde que te obligué a olvidarme, tantas...pero, sí, pero, no sé cómo revertir lo que generas en mi. Ya no le busco explicación, ya no, y sólo quiero una cosa: dejar de extrañarte. ¿Es mucho? Necesito dejar de necesitar tu mirada. ¿Cuánta agua debe pasar para lavar tu recuerdo de mi memoria?