jueves, 24 de marzo de 2011

Puedo pasarme la vida entera, o lo que me queda de vida, esperando o manipular un encuentro desencontrado. Aún no pude ser capaz de distinguir la verdad entre tanta falsedad. Puedo quedarme y ver qué pasa o salir a caminar y esperar no encontrarte...o puedo, simplemente, ignorar la distancia, acercarme a tu perfume y abrazarte como si estuviéramos huérfanos hace siglos, buscándonos sin hallarnos, abrazarte como nunca nadie te abrazó...

miércoles, 23 de marzo de 2011

Ni este dolor tan físico, logra que me duela un poco menos el alma...en fin...así será...

lunes, 14 de marzo de 2011

...vi tu alma...

En la inmensidad de este universo privado que invento para despojarme de mis tormentos, no hay, no existe ni un espacio, ni un punto y aparte, ni una coma, no existe una palabra para describir lo que siento por tu alma. Verás, sucedió una vez. Te vi. Y vi tu alma. Cuántos afortunados encontraron un alma en los ojos que miran? Puede ser verdad, no dudo de lo que me dicen, si, puede ser que la razón se me haya escapado alguna de las tantas noches en soledad, pero acá no hay locura, amor, acá hay verdad. En mis sueños quizás delire más de la cuenta (nunca saldada) pero acá no...Vi tu alma. Y no estaba soñando. En última instancia, te dejaré creer lo que quieras...
Ya maltraté demasiado mi inútil espera por lo improbable, no necesito que entiendas, sólo que lo aceptes, ya sabes lo que pienso, mi vida, no se puede entender si no es a través de la propia experiencia. Yo vi tu alma. Mis penumbras son demasiado espesas, no podrías ver más allá de mis pupilas ni aún teniendo la fina intensión...
Te olvidaría de no haber visto tu alma, no te parece?

domingo, 13 de marzo de 2011

Mientras tanto...ya ves...

La noche llora en mi almohada, otra vez. Que estemos como estamos, sin abrigo y sin refugio es una falta de respeto para el alma. Cómo puede pasarnos esto cuando el frío todavía no amaneció? Deberías dejarme acariciar tu lado oscuro, no creo que sea tan tirana la locura. Ya me conoces, soy terca, cuanto más te alejes más cerca estaré...Pero, conociendo las respuestas, te cuento qué haré...
Mientras a ti se te despejan las dudas y el mundo vuelve a su lugar, yo te amaré...Mientras la sonrisa busca su lugar en tu rostro, yo te amaré...Mientras el horizonte se acomoda en tu mirada y la luna abandona el pánico, yo te amaré...Mientras sigues buscando la lágrima que perdiste y la melodía perfecta, yo te amaré...
Mientras la primavera se aleja, dándome su espalda sin refugios, mientras la noche canta historias al oído, mientras mueren fantasmas en la luna, y los anillos se rompen, mientras escapas, huyes, maldices, naufragas, estudias, manipulas, juegas, sonríes, lloras, caminas hacia la nada, mientras tanto, yo te amaré...
Ya sabes cómo me aniquila el olvido, ya sabes cómo me atormenta el silencio, ya sabes cómo me duele la mirada de tanto buscarte sin hallarte...y ya ves, aquí me quedo, en la ciudad que elegí para vivir, mientras tú te sigues escondiendo en la que nos vio nacer...

viernes, 11 de marzo de 2011

Más tarde que de costumbre

El mundo otra vez enloqueció. Sufrí más que un ángel sin alas y a nadie le importó. Qué lujosa necedad la de enojarse. Siempre es más fácil, no? Nunca una mirada para adentro. No pido mucho, sólo una miradita. Pero entiendo que es más fácil buscar la culpa afuera. Es más fácil agotar las preguntas que aguantar al silencio. Y sólo quería un espacio que me permitiera componer mi atrofiada alma. No recibí más que lo que merecía. Pero era sólo eso lo que merecía? Sinceramente, no lo entiendo. Te contesté todas y cada una de tus preguntas, sólo que no estabas prestando atención, mi vida. Y como sucede siempre que me callo, y más tarde que de costumbre, esta vez, descubro la verdad. Y mi verdad te mantiene al margen...qué pena no poder crecer...

miércoles, 9 de marzo de 2011

La ciudad de lo inevitable

La noche aún no caía, sin embargo estaba oscuro. Se supone que los domingos no llueva, ya son aburridos por el simple hecho de ser domingos, pero llovió. Sin avisarme, mi Dios se largó a llorar, dejándome a la deriva. Llovió para que algunas lágrimas resuciten, aunque en realidad, no estaban muertas, sólo adormecidas en un rincón del atardecer. Resultó imposible observar cómo muere el sol a orillas del infinito. Hoy no debía llover pero no lo pude evitar.
Caminé a tientas por el laberinto de calles y casas sin descubrir en qué esquina girar. No encontraba nada que me dijera dónde estaba. Mientras andaba sin reconocer los colores, cruzaba sombras, espectros que intentaban acompañarme. Les pregunté por lugares, direcciones, viejos recuerdos, pero me mentían y se olvidaban se sus mentiras. Mostraban una sonrisa y al desaparecer, se les veía una mueca de desagrado. Reinaba la hipocresía sobre la ciudad de lo inevitable.
Traté de escapar persiguiendo al sol, no pude. Era inevitable, estaba nublado. Entonces opté por caminar despacio hasta que vislumbré dos posibles salidas. Había una esquina que desembocaba en la calma y sentada en un cordón me esperaba la soledad. No era exactamente lo que necesitaba. En la otra divicé un cartel que decía: "Esperanza" pero allí había una hilera de silencios esperándome. Ésta tampoco me sedujo demasiado, así que preferí seguir caminando.
Me deslicé por un bulevar. Estaba lleno de utopías. Las perseguí desesperada pero claro, no las alcancé, seguían delante de mi, corriendo igual que yo, y obviamente era inevitable que así sea.
Una ilusión me sonrió, quise alcanzarla, tomarla de la mano, sólo que dobló al norte y fue devorada por el desencanto. Hubiera querido evitarlo, pero no pude.
Me detuve a pensar bajo un árbol. Sus brazos me protegieron del llanto de Dios y fue lo único que no deseé evitar. Cerré mis ojos y sentí sus ramas a mi alrededor. Cuando alcé la mirada, vi de la mano al rencor y al sufrimiento. Fueron juntos hasta la plaza, allí se despidieron y no los volví a ver. Me levanté, mis piernas estaban cansadas y no me importó, porque debía seguir andando hasta hallar algo familiar. De un pestañear me topé con un perdido perdón que simplemente, me ignoró y se fue.
Seguí caminando. Llegué hasta una callecita angosta y una duda se me cruzó: "¿sería de día todavía o ya habría nacido la noche?". Quise saber la hora, miré el reloj y éste se había quedado dormido. Quizás se cansó de tantas idas y vueltas. Quizás se aburrió de hacer siempre lo mismo. Por un momento me sentí desorientada, me perturbaron ciertos miedos que gritaban en mis oídos. De un manotazo los espanté. Respiré profundo y traté de salir de aquel camino. La casualidad creo, no lo sé, tal vez fue la causalidad, apareció y me mostró un claro, un claro de luna. Ya era de noche y el cielo se había despejado. Lamenté no haber podido disfrutar del ocaso pero fue inevitable.
En un instante, sin darme cuenta, la paz me abrazó. Con un suspiro me regaló la calma. También mi miró el cansancio y me dejé llevar.
Desperté con la luz y el sonido de la mañana. Entré en un callejón sin salida. Allí me tropecé con la mediocridad, el conformismo y la mentira. Los usé para llegar al final y contra la pared descubrí a unos ideales, parecían cansados, moribundos. No pude hacer nada. Los dejé ahí y volví. Hice un par de pasos y me topé con el llanto. Por suerte, el consuelo llegó, salvador, con un hilo del viento.
Seguí y seguí andando. Me alimenté de algunos recuerdos y bebí un poco de olvido. Luego, bajo la sombra de una amistad me pareció ver a una vieja conocida, la sinceridad, pero creo que la vista me engañó. Supongo que debo agudizar este sentido. El engaño le sonrió a la burla y después se alejó. Lo seguí y me llevó hasta la tristeza. Junto a ella me detuve. Estaba realmente cansada y yo no lo comprendía. Me quedé un rato en sus brazos y seguí viaje.
Sentados en una vereda, unos ángeles. Querían volar pero el viento no los ayudaba. Estaban acobardados. Decidí prestarles un suspiro, supuse que algún otro día me lo devolverían, aunque sinceramente, no esperaba nada.
A lo lejos, al borde de la felicidad, logre ver al amor. Estaba esperándome. En algún rincón del alma sabía que siempre esperaría allí, así que no apuré mis pasos. Esto ya era inevitable. Desesperada, casi nerviosa, a un instante de darme por vencida, a punto de explotar, la paciencia apareció justo sobre mi, en el firmamento. Y descubrí lo inmensa que era.
A cien metros me choqué con la verdad, tal vez la verdad me chocó. Hizo una reverencia y me mostró el final del laberinto. Lo comprendí todo. Debí recorrerlo, conocerlo de memoria para hallar la salida. Para hallar la verdad, la salida es la verdad...

desde que te conocí...

El amanecer es demasiado claro para estos ojos rebalsados de ausencia. Que tú no estés aquí es sólo una grieta en este espacio. Mira, si pudiera explicarte, si pudieras entender, la noche no llegaría tan pronto. Es que no tengo memoria, no tengo recuerdos ni sueños desde que te conocí...Todo es otra historia. 
Desde el ´99 no hago más que transcurrir por las calles y la misma ruta. Me voy por los extremos, intentando no caer. Camino buscando silencio. No me basta con el de tus labios, amor. He desterrado tus manos pero me he exiliado en tu recuerdo. Y nada es lo que parece. Viajo de una realidad a otra (por si no lo sabías, hay más de una realidad) sin camuflaje y eso me ha costado más de un insomnio. No me importa, sinceramente no me importa el precio, yo sólo hubiera querido que me dejaras permanecer en tu pasado y ser más que una sombra.
Me resulta extraño, y no lo es, que aún me busques por los senderos de la noche enemiga. Desde que te conocí ha sido de esta cruel manera...Tú eligiendo los minutos, yo contando los segundos. La verdad no es otra. Siempre estarás en otra esquina del universo. Siempre estaré...siempre estaré...como ha sido siempre desde que te conocí...lo recuerdas ahora?? Una promesa que no olvido, una verdad que sigues buscando...

martes, 8 de marzo de 2011

...sólo pienso en vos...

A veces, sólo a veces, y siempre cuando la soledad abriga más que de costumbre, supongo que me has amado. Me gusta esa sensación. Quizás me has amado. Pero luego, una catarata de dudas invade el cuarto. Qué has amado? De haberlo hecho, sólo pudiste amar la parte visible. Y mi lado oscuro? Ahora que no estás, mi lado oscuro prevalece. Ahora vivo en el lado oscuro de la luna. Y es más grande de lo que sospeché. Estoy lejos de ser el amor que necesites, pero estoy, amor. Aquí sigo, no me he ido a ningún lugar. Es cierto que en ocasiones me ausento de esta realidad, pero no me he ido. Sabrás de este dolor que siento? sólo pienso en vos, y no me parece para nada justo. Hay otras estrellas en este cielo que me cubre pero es así, sólo pienso en vos. De cualquier manera, nada cambiaría. Aún cuando no estás, la rosa sigue siendo rosa en los jardines. La luna sigue maltratando las mareas...y yo sigo estando en la misma esquina...sólo que ya no pasás por allí...

sábado, 5 de marzo de 2011

...esperando que vengan por mí...

Me quedé dormida pensando en tu voz. Cuando desperté, no sólo estaba triste, sino que también, desamparada en medio de un poblado lleno de fantasmas. No me quise levantar. Ya era tarde. Preferí seguir compartiendo el escaso espacio con el silencio, nada más irónico. Ya me daba todo igual.  Era lo mismo naufragar que navegar, soñar que delirar, hablar que escribir. La soledad bufaba en una esquina, aburrida de tanta historia repetida. Sentí que envejecía más rápido que una rosa en el desierto. El tiempo consumido no vale nada si no puedes recordarlo, amor. La locura desbordaba la habitación. Sin brazos cerca, derrapé por las líneas borrosas de la razón. Tu ausencia, que no es más que mía ya que no estabas ni cerca, desembarcó en un puerto ruin y abandonado, mi llanto. Mi llanto martirizó al silencio y desordené hasta los cajones vacíos, buscándote. Pero mira si será caprichoso el destino, te hallé junto a la sombra de mi voz. Y ahí me quedé, paralicé los sentidos, me acobardé y caí, sin salvación, en manos de la melancolía, esperando que vengan por mí todos y cada uno de los fantasmas que me prohiben y me prohibieron, siempre, besar las palabras que necesito, escuches, amor...

jueves, 3 de marzo de 2011

miércoles, 2 de marzo de 2011

Simple, mi vida...

Las horas sangran sin pañuelo cerca. Pasan los días llenos de cansancio. Me voy acercando al final de la historia y no quiero saber cómo terminará. Me resulta más fácil volver al principio que buscar un desenlace, supongo que como a todos. Debería de pedir perdón, pero ya saben, prefiero pedir amor. En algún lugar de esta inmensidad que nos ata, y nos vuelve vulnerables, estás tú. Tú y tu sombra que ya ni me recuerda. 
Tengo muchas palabras para desparramar en tus oídos, y un manojo de nudos en la garganta esperando por tus manos. Sabrías más si escucharas cuando te miro. La soledad por estos lados se rehusa a marchar. La expulsé cientos de veces ya pero sigue aquí, custodiando tu ausencia. Y vuelvo a contar las horas. 
Quisiera confesarte algo...y es tan simple, mi vida, tan simple que resulta absurdo. Te extraño. La noche golpea con fuerza cuando no estás. Y yo caigo de rodillas en tu recuerdo. Y te extraño. Como si no tuviera nada más que hacer, como si no tuviera vida sin vos, como si no hallase otros sueños a parte de lo que compartimos...Te extraño...
Es inevitable este anticipado suicidio de perdones. No hay manera de huir. Podrías haber dicho la verdad, podrías haber mentido con confianza, podrías haber silenciado mis fantasmas, podrías haber hecho tantas cosas para evitarme este mal tan ajeno. Pero no has hecho nada. Y no puedo perdonar. Evadir tu mirada es lo menos que puedo hacer. No lo entenderás nunca. Me he cansado de esperar que el dolor, mi dolor, te hiciera cambiar. A quién pretendo engañar? Mi calesita se fracturó. He caminado demasiado tiempo por este mar de ideales torturados. Los códigos nunca se descifraron. Los valores nunca compraron ni un abrazo para mi. Me obligo a no caer, arañando las estrofas de la locura. Sonrío para no seguir burlando a la ignorancia. Es más fácil guardar recuerdos que comprimirlos...
Es inevitable perseguir lunas cuando la marea está alta, amor. Mis lágrimas no saben besar, pero mis besos saben llorar...sólo que nunca entenderás lo que duele mirar atrás y encontrar un castillo de arena desvastado...hubiera perdonado y aceptado lo inestable, no puedo con tu sonrisa...no puedo más...inevitable, imperdonable...adiós...amor?...
De todos los castigos, no podrías haber elegido otro?

martes, 1 de marzo de 2011

La prófuga soy yo...

La calma sólo anticipa la tormenta, amor. Cuándo es que aprenderás a no sabotear tus sueños? Déjame curar la herida. Sería menos complejo el día si me dejaras amarte. Ya sé que ahora no hay nadie en las sombras siempre radiantes de esta marchita habitación. Pareces no comprender. Una vez más. Me salvarías del desamparo y el exilio si tan sólo, fíjate, tan sólo me abrazaras. Pido mucho? Cuánto silencio rodea y comprime este espacio. Enloqueceré si continúas callando. Ven, ven junto a este titilar de palabras. No huyas tú, recuerda que la prófuga soy yo. Me he escapado de tantos tormentos y miedos sordomudos. No quiero escapar de esto que me genera tu presencia. Aquí y ahora no hay nadie más, mi vida. Disculpa el desorden, la casa y el alma las tengo dadas vueltas. Abrázame sin la piel, sólo con el alma...guárdame en tus pupilas, que el olvido es necio pero cobarde...al menos cuando me visita a orillas de la madrugada cada vez que te vas...