lunes, 8 de diciembre de 2014

nada claro

El tiempo se diluye, me equivoco de naufragios y ando esquivando charcos para sobrevivir en un mundo tan real que asusta. Pocas mentes quebradas para acompañarme en mis complejos, en mis fugas e incendios intencionales. Tantas dudas y tan pocas respuestas. ¿Cuántos errores he acumulado para no saber de quién es la sombra que me atosiga y me perfuma los pasos ausentes? ¿Habrá ausencias más allá del olvido? Alrededor de las luces hay signos de preguntas y en mis silencios hay signos de fatiga, qué cruel sería el universo sin silencio. Me perturban ciertos sonidos, dejo de caminar y empiezo a gritar, aliarse con el enemigo es la única forma de sobrevivir, a veces...esas veces crueles pero reales. Otra vez la realidad se mete en mis párpados. Si te vuelvo real, desaparecerías y si me vuelvo real, me fugaría...¿incoherencias sin razones o razones sin coherencias? Nunca tengo nada claro (nada...claro), todo lo doy vueltas y lo vuelvo a inventar...Una mirada rebalsando de ternura es todo lo que puedo ofrecer cuando el día muere, las nubes grises amenazan con otro aguacero y no hay nadie en la casa, salvo yo, claro, pero yo también soy nadie, ¿no?