domingo, 24 de febrero de 2019

mucho espacio

tengo estas ganas florecidas de amarrarte a mi almohada, de tenerte a mi lado cuando la luna pide a brillos compañía. nada me resulta familiar, me siento ajena a los silencios de esta casa, me resultan extraños los sonidos de la calle y es ridículo el vacío en mi pecho. si pudiera dibujarlo, habría un simple y llano hueco, el tamaño de una bala. quizás así fue como morí y aún no lo acepto. quizás tu última palabra fue la bala. qué extraño es extrañarte, ¿sabés? estoy adormecida, entumecida, drogada, no soy yo, desde que no estás, no soy yo. es cruel, ¿verdad?
me enseñaste tantas cosas sólo para que luego vos las olvidaras, uno de los tantos sin sentido que me encarcelan. 
todavía te abrazo en los noviembre crueles, suspiro buscando tus razones...te extraño siempre...tengo miedo, un día buscaré tus abrazos y ya no habrá ninguno, y no tengo forma de seguir acumulándolos...tu mirada me atraviesa el vacío del pecho, no hay formas de esquivarla. hay rostros en cada esquina, botellas llenas, ceniceros rebalsados, música que ensordece, luces suficientes como para asombrar a las estrellas y sin embargo, (y aunque), vos no estás, no estás vos y yo no sé quién soy...más te extraño y más desaparezco...tu ridícula bala/palabra, y mi torpe balbuceo incrédulo...
estamos lejos...mi silencio no pertenece a este universo de palabras tatuadas...y tu voz es un canto de otra galaxia...mucho espacio para abarcar con un abrazo, ¿no?