jueves, 27 de octubre de 2016

No duermo cuando llueve

Llueve y no duermo cuando llueve. El sonido de las gotas golpeando los tejados armoniosamente me invita a escribirte, a llamarte...La lluvia me ampara y me protege...me envuelve con su manto de melancolía...
Llueve y en esta esquina del planeta, no sólo llueve, se cae el cielo. Caen rayos que te hacen vibrar la cama como cuando te besa el amor de tu vida. Los truenos se apoderan del mutismo y cada rayo es una estocada, un puñal hambriento como cuando el amor de tu vida te deja...Si, llueve y no puedo dormir. Y si no duermo, deliro y me extravío en las densas costas de los recuerdos y los olvidos...
Tu boca perfuma los recuerdos. La tormenta da vueltas allá afuera como tu sombra aquí dentro.
Llueve. Estoy acá no más, acá tan cerca de vos que tu cabello acaricia el aire que respiro. Estoy triste, como casi siempre. Tengo tu nombre en las manos, a punto de evaporar mis escasas fuerzas. No debo nombrarte, ya es tanto lo que debo que puede costarme muy caro empezar a deletrear tu nombre o empezar a jugar con anagramas otra vez. ¿Cuántas veces te perdí ya? quizás esta sea la vencida, la tercera es la vencida. 
Llueve. Te pienso y al pensarte te busco entre mis refugios menos tolerantes. El mar sangra ausencias y suicidios, yo me hundo en la noche sin luna, me hundo hasta el fondo del alma y te busco creyendo que vos también estás buscándome...
Llueve y no puedo dormir...

jueves, 29 de septiembre de 2016

Ahí nos vemos

Cuando logres calmar tus demonios, cuando puedas escuchar sin maldecir, cuando tus conflictos de cobarde sin imaginación se disuelvan por arte de magia, cuando seas capaz de hacer encastrar lo que decís con lo que hacés y con lo que decís sentir, quizás ahí nos vemos. Quizás ahí mires y ya no me encuentres. 
Cuando el silencio gane la batalla en tus turbulentas emociones, cuando seas lo suficientemente inteligente como para controlar tu ira, tu falta de recursos de campeón frustrado, ahí, quizás ahí puedas verme y sentir mi ausencia, mi ausencia, sí, porque la vas a sentir...
¿Sabés qué? Me cansé de buscar caminos que me lleven a tu inestable caricia, a tus fugaces abrazos, a tu maldita presencia, me cansé! Ya no enloqueceré por tus desplantes, ya no sufriré por tu falta de tiempo, por tus contestaciones monosílabas. Yo recuerdo perfectamente todo lo que pasó, todo. Tengo una memoria enorme. Y ya me esforcé demasiado por mantener mis huellas cerca de las tuyas, y de tanto esfuerzo, me cansé. Sí, por supuesto, también soy cobarde, pero abandono esta cruel y despareja lucha. Yo te amé, yo te amaba, pero me cansé. Por favor, sé feliz como puedas, con quién puedas, dónde puedas, sé feliz, maldita sea!!! 
No hay tristeza, hay sólo memoria. No sos ni remotamente capaz de querer a alguien. Quizás cuando veas una sombra que no sea la tuya sea demasiado tarde. 
Te deseo toda la paz que necesitas y que buscas por los caminos incorrectos...todo el amor que buscas en las personas ajenas, esas personas que no son tuyas ni de nadie, supongo que me entenderás. Te deseo la felicidad más plena y que todas las penas paseen lejos de tus ojos. Te deseo una lámpara de aladino y deseo que tus deseos sean cumplidos poque yo hasta acá llegué, me cansé de esperar un atardecer juntos o una luna compartida. Me cansé...los misterios fueron revelados, amor, no te importa nadie, nadie...

domingo, 25 de septiembre de 2016

intentás

Intentás. Intentás apartarte del silencio y te sumergís en un torbellino de melodías y voces, de barullos hambrientos y despiadados. Intentás apartarte de los extremos que siempre marcaron el camino. Y tambaleás y te mareás. Vas desde la sonrisa a una media sonrisa y no terminás de entender. Y no podés seguir sin extremos.  
Todo el tiempo intentás suprimir recuerdos. Y los recuerdos son ladrillos en un muro, en una columna que sostienen el techo. ¿De qué manera te escaparías de la catástrofe de quedarte sin memoria?  
Insistís. Intentás sacudirte el polvo de las nostalgias, como te desprendés de las cenizas del cigarrillo. ¡Cuánta ingenuidad!  
Intentás no mirarte al espejo. Es terrible verse a uno mismo sin brillo en la mirada. Vas caminado esquivando las señales del camino, vas para adelante, sin ver las banquinas ni las sombras que te persiguen, porque es así, te persiguen, siempre. No importa dónde vayas o con quién estés, tus deudas de respuestas, tu falta de memoria, tu impaciencia de presagios, te persiguen, tus sombras te persiguen. Y aún así intentás no sucumbir al terror de detenerte. Terror de parar a contemplar el paisaje y darte cuenta que algunas flores no son para todas estaciones.
Intentás reducir los abismos de la rutina con carcajadas de espanto. Tenés terror de escuchar tus latidos. Tenés terror de escuchar los míos.
Y yo me pierdo en tus intentos fallidos, yo me envuelvo de incertidumbre y tristeza. Es triste ver tus pies y no tus huellas. Y me refugio en preguntas sin respuestas. 
¿De qué color quedarán los recuerdos olvidados? ¿De qué color verás vos el amanecer lejos de mi cama? 
¿De qué color vibrarás con otra caricia? ¿Qué tan distinto es tu placer sin mi?  
Intentás cambiar las cicatrices por umbrales sellados. Y así...infinitamente. 
Y a pesar de todo, incluso a tu pesar, lo seguís intentando, seguís intentando huir de la realidad sin aprender, sin cambiar, no sé cómo sobrevivís sin entrar en pánico. 
¿Sabés qué? Un quebranto de madrugada, no te hace inmortal, te hace humano...pero intentás sonreír y todo vuelve a empezar...

sábado, 24 de septiembre de 2016

así no...

Yo no te perdí, claro que no. Vos me perdiste. Yo creí en tus contradicciones, tanto que me confundí y caí en esa telaraña de mentiras. Vos me perdiste cuando me tapaste los ojos para que no viera tu sombra, ¿tanto es el miedo que no quisiste que vea tu lado oscuro? ¿de verdad? Pues no sirvió de nada. Me perdiste cuando quise abrazarte ¿Para qué? Pues para nada. Sinceramente y definitivamente, las cosas a medias no me alcanzan, ni para acumular recuerdos ni para recordarlos porque a medias se esfuman, a medias se van borrando como una foto polaroid.
Intenté durante siglos ser yo. Tus vaivenes de tren a la deriva casi me vuelven otra. Así no. Así no funciono, no respiro, no vivo. Te amaba, dios! cuánto te amaba. No puedo seguir viajando sin destino, a los tumbos, sin saber dónde vamos, no puedo ser otra para que me ames. Es triste, otra vez la tristeza humedece mis ojos, pero me perdiste cuando entendí que tenía que ser otra. Intenté acostumbrarme a tu media vida, a tu media vía de escape, a tu media sinceridad pero no pude, pero no puedo. Prefiero esto, una soledad fiel y conocida a una hipocresía mal aprendida y vulgar. Lamento tu pérdida, yo sigo mi camino siendo yo...yo sigo mi camino perdida entre tanta gente bien fingida pero infeliz.

(Te hubiera amado como jamás has amado a nadie, sin embargo, elijo seguir amándome yo antes de terminar odiando una imagen en el espejo...)

Vos me perdiste cuando tuve que dejar de ser yo para que me quisieras. Así no es, me niego rotundamente a que sea así. Si no podés amar mi lado oscuro, no me podés amar, no sabés amar...y quizás yo tampoco...en fin...yo no perdí, y vos? Sí, vos me perdiste...

viernes, 2 de septiembre de 2016

que pudiendo ser

empezás a buscar un rastro
una huella o una cicatriz
un algo tangible o un recuerdo
un canto de mutismo
o una mueca estéril y hueca
lo que sea pero que sea
algo real a qué aferrarse
algo sin camuflajes ni máscaras

(a veces te conformás con disculpas
aún disimuladas o fingidas)

y la noche arrastra su nombra
hasta su nombre inmóvil
lejos del olvido
no existe salida cuerda
cuerda ni suelta
suelta ni acorde
y en la inmensidad
dos almas
que pudiendo ser
se quedan en tinieblas
y eso es inadmisible

y terminás rogando soledad
o paz
misterio de un diálogo
unilateral

en fin...
vos y yo
jamás seremos
                                verdad
ni verdad ni mentira
porque los matices
no existen
si existe el amor

jueves, 4 de agosto de 2016

Poder sonreír...

Las certezas son fábricas de prisiones...me encerré durante siglos y ahora el horizonte es más claro que cierta mirada de noche y abismo.  
Siempre mantuve distancias, distancias absurdas, convencida de que un abrazo puede olvidarse, un sueño evaporarse y la distancia, ya sabemos, nunca es justa a veces sólo misericordiosa. Manteniendo distancias fabriqué abismos de palabras, incluso construí muros de silencios alrededor y todo para comprender que lo que sucederá, sucederá...inevitablemente, inexorablemente. La vida misma es una milagro y una utopía. Cuántas ridículas veces me estrellé contra la noche para entender que tormentas hay en todos lados, más allá del dolor y más acá del amor.  
Aprendí que camuflar los sentidos me vuelve inerte y que callar gritos sólo hace más oscuro mi caminar. 
Haberme ido y haber destruido los puentes tras de mi, fue una decisión del dolor, pero haberme arrepentido me redimió ante el peor juez, uno mismo... 
Quizás no lo entenderás nunca, pero tener dos sombras no es tarea para alguien como yo, alguien como yo que ama sin escudos y se olvida de si mismo. ¿Cómo explicarte lo que nunca sentiste? ¿Cómo convertirme en recuerdo para alguien que no tiene memoria? ¿Cómo solventar mentiras en alguien que no sabe fingir, alguien como yo? No importa demasiado la distancia, lo que sí importa es que la historia se repite cuando no la recordamos, y yo...yo te recordaré siempre...siempre.  
Poder sonreír al pensarte me convierte en heroína., no sabes cuánto lamento la distorsión de la historia...pero el tiempo es más sabio que el rencor...el tiempo sabrá... 


Cartas perdidas. 30 de octubre de 2015

miércoles, 13 de julio de 2016

No todos

No hace mucho leí en uno de esos tantos cartelitos que dan vueltas por la red, uno que decía: "Todos extrañamos lo que pudo haber sido". No sé quién lo dijo pero la verdad es que no estoy de acuerdo. Porque no todos extrañamos lo que pudo haber sido. Algunos, los menos, extrañamos lo que fue realmente. 
Yo extraño los domingos lluviosos, con sabor a naufragio y un televisor encendido. A veces extrañamos más de la cuenta, esa cuenta en rojo de abrazos. Yo extraño los momentos de silencio compartidos. Dos seres distintos, dos soledades distintas unidos en un silencio. Extraño la complicidad en reuniones nefastas. Las miradas, esas miradas que consolaban tanto o más que un abrazo. Uh, y los abrazos! Cuánto extraño los abrazos! Porque no todos extrañamos lo que pudo haber sido, algunos extrañamos lo que fue realmente. Porque fue realmente, no? Mis consuelos disfrazados de payasos. Tus sonrisas tristes. Contemplar un atardecer y enamorarse de la luna, como si ambas cosas estuvieran unidas, unidas como no lo estábamos nosotros. Qué difícil es escribir sin lamentarme. Qué difícil es escribir sin extrañarte.  
Yo extraño transcurrir por las calles iguales con tu sombra a mi lado. Sentarme es una esquina y no sentirme ausente como en cualquier otra esquina. Yo extraño sentirte a mi lado, en mi alma, al lado de mi alma. Extraño contenerte bajo alguna tormenta. Extraño mirarte a los ojos. Yo te extraño. Te extraño a vos, a todo lo real que fuimos, te extraño aunque lo que pudo haber sido es más grande que lo que fue. 


Cartas perdidas. 2 de abril de 2016

martes, 21 de junio de 2016

ojalá...

Ojalá me vieras como soy ahora. Ojalá me conocieras o reconocieras ahora. Quizás así puedas amarme. ¿Ahora podrías amarme? Quizás no. Quizás tampoco podrías. Ojalá supieras que cambié. Cambié tanto que ni yo misma reconozco lo que fui. Ahora que volví a la fuente, ahora que me liberé de las cadenas, ahora que soy yo realmente, quisiera que ahora me vieras.  
El tiempo pasó y sigue pasando. Sigo acumulando miradas y palabras, abrazos y tristezas, fui vaciando las estanterías de cuentas pendientes y ahora miro y sólo tengo una. Veo una sombra mirándome, acechándome desde el pasado. Tu sombra. Y tengo, con ella, una relación de amor odio. Te amaba, y nunca lo supiste. ¿Me amaste vos? Nunca lo sabré. En el final no lo sentí y tampoco lo siento ahora. Pero no importa. Ojalá me vieras en con este nuevo yo. De verdad. Ojalá pudieras conocerme con esta nueva marea. Soy como arena de playa. Me dejo arrastrar por la marea. Soy como una partícula de polvo. Me dejo llevar por el viento. No me resisto. No me enrosco. No pienso. Siento. Sólo siento. Y sintiendo termino la historia. Por eso es que te quiero. Ayer. Ahora. Siempre. Ojalá el tiempo fuera uno, el tuyo y el mío, es obvio que no nos ha dicho los mismo a ambas. Yo aprendí que para amarte no necesito tenerte a mi lado ni conmigo. Ojalá me hubieras amado. Quizás, de haberlo hecho, aún lo harías. Di vueltas muchas lunas, y entre tantos caminos nunca encontré una tortura peor, una incertidumbre mayor que esta: ¿me quisiste? Pero, te sigo confesando cosas, ya no me importa. Y es una revelación también. No me importa la respuesta porque yo sí te quise, yo sí te amé y lo haré siempre. No me importa porque ya no me duele, ya no me dolés, ahora suspiro y sonrío al recordarte. Te perdoné, todo te lo perdoné y también me perdoné a mí misma...ojalá me vieras ahora...
Ojalá me vieras ahora (ahora que cumplí los 35), y entiendo tantas cosas! Sólo que ahora tengo dudas nuevas, nuevas preguntas, nuevas incertidumbres, que compartiría con vos si ahora pudieras verme en este nuevo amanecer...
Desde aquella vez, desde aquel triste final, di dos vueltas y medias al sol, camuflé cientos de caricias, soñé toneladas de abrazos y regué varias rosas con mis lágrimas, padecí insomnios y ausencias, convertí a todas mis tristezas y fracasos en piedras para construirme este nuevo yo, este yo que entre muchos otros deseos, tiene este: ojalá me vieras ahora...


Cartas perdidas. 27 de mayo de 2016