Yo no te perdí, claro que no. Vos me perdiste. Yo creí en tus contradicciones, tanto que me confundí y caí en esa telaraña de mentiras. Vos me perdiste cuando me tapaste los ojos para que no viera tu sombra, ¿tanto es el miedo que no quisiste que vea tu lado oscuro? ¿de verdad? Pues no sirvió de nada. Me perdiste cuando quise abrazarte ¿Para qué? Pues para nada. Sinceramente y definitivamente, las cosas a medias no me alcanzan, ni para acumular recuerdos ni para recordarlos porque a medias se esfuman, a medias se van borrando como una foto polaroid.
Intenté durante siglos ser yo. Tus vaivenes de tren a la deriva casi me vuelven otra. Así no. Así no funciono, no respiro, no vivo. Te amaba, dios! cuánto te amaba. No puedo seguir viajando sin destino, a los tumbos, sin saber dónde vamos, no puedo ser otra para que me ames. Es triste, otra vez la tristeza humedece mis ojos, pero me perdiste cuando entendí que tenía que ser otra. Intenté acostumbrarme a tu media vida, a tu media vía de escape, a tu media sinceridad pero no pude, pero no puedo. Prefiero esto, una soledad fiel y conocida a una hipocresía mal aprendida y vulgar. Lamento tu pérdida, yo sigo mi camino siendo yo...yo sigo mi camino perdida entre tanta gente bien fingida pero infeliz.
(Te hubiera amado como jamás has amado a nadie, sin embargo, elijo seguir amándome yo antes de terminar odiando una imagen en el espejo...)
Vos me perdiste cuando tuve que dejar de ser yo para que me quisieras. Así no es, me niego rotundamente a que sea así. Si no podés amar mi lado oscuro, no me podés amar, no sabés amar...y quizás yo tampoco...en fin...yo no perdí, y vos? Sí, vos me perdiste...
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