Intentás. Intentás apartarte del silencio y te sumergís en un torbellino de melodías y voces, de barullos hambrientos y despiadados. Intentás apartarte de los extremos que siempre marcaron el camino. Y tambaleás y te mareás. Vas desde la sonrisa a una media sonrisa y no terminás de entender. Y no podés seguir sin extremos.
Todo el tiempo intentás suprimir recuerdos. Y los recuerdos son ladrillos en un muro, en una columna que sostienen el techo. ¿De qué manera te escaparías de la catástrofe de quedarte sin memoria?
Insistís. Intentás sacudirte el polvo de las nostalgias, como te desprendés de las cenizas del cigarrillo. ¡Cuánta ingenuidad!
Intentás no mirarte al espejo. Es terrible verse a uno mismo sin brillo en la mirada. Vas caminado esquivando las señales del camino, vas para adelante, sin ver las banquinas ni las sombras que te persiguen, porque es así, te persiguen, siempre. No importa dónde vayas o con quién estés, tus deudas de respuestas, tu falta de memoria, tu impaciencia de presagios, te persiguen, tus sombras te persiguen. Y aún así intentás no sucumbir al terror de detenerte. Terror de parar a contemplar el paisaje y darte cuenta que algunas flores no son para todas estaciones.
Intentás reducir los abismos de la rutina con carcajadas de espanto. Tenés terror de escuchar tus latidos. Tenés terror de escuchar los míos.
Y yo me pierdo en tus intentos fallidos, yo me envuelvo de incertidumbre y tristeza. Es triste ver tus pies y no tus huellas. Y me refugio en preguntas sin respuestas.
Y yo me pierdo en tus intentos fallidos, yo me envuelvo de incertidumbre y tristeza. Es triste ver tus pies y no tus huellas. Y me refugio en preguntas sin respuestas.
¿De qué color quedarán los recuerdos olvidados? ¿De qué color verás vos el amanecer lejos de mi cama?
¿De qué color vibrarás con otra caricia? ¿Qué tan distinto es tu placer sin mi?
Intentás cambiar las cicatrices por umbrales sellados. Y así...infinitamente.
Y a pesar de todo, incluso a tu pesar, lo seguís intentando, seguís intentando huir de la realidad sin aprender, sin cambiar, no sé cómo sobrevivís sin entrar en pánico.
¿Sabés qué? Un quebranto de madrugada, no te hace inmortal, te hace humano...pero intentás sonreír y todo vuelve a empezar...
Y a pesar de todo, incluso a tu pesar, lo seguís intentando, seguís intentando huir de la realidad sin aprender, sin cambiar, no sé cómo sobrevivís sin entrar en pánico.
¿Sabés qué? Un quebranto de madrugada, no te hace inmortal, te hace humano...pero intentás sonreír y todo vuelve a empezar...
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