Llueve y no duermo cuando llueve. El sonido de las gotas golpeando los tejados armoniosamente me invita a escribirte, a llamarte...La lluvia me ampara y me protege...me envuelve con su manto de melancolía...
Llueve y en esta esquina del planeta, no sólo llueve, se cae el cielo. Caen rayos que te hacen vibrar la cama como cuando te besa el amor de tu vida. Los truenos se apoderan del mutismo y cada rayo es una estocada, un puñal hambriento como cuando el amor de tu vida te deja...Si, llueve y no puedo dormir. Y si no duermo, deliro y me extravío en las densas costas de los recuerdos y los olvidos...
Tu boca perfuma los recuerdos. La tormenta da vueltas allá afuera como tu sombra aquí dentro.
Llueve. Estoy acá no más, acá tan cerca de vos que tu cabello acaricia el aire que respiro. Estoy triste, como casi siempre. Tengo tu nombre en las manos, a punto de evaporar mis escasas fuerzas. No debo nombrarte, ya es tanto lo que debo que puede costarme muy caro empezar a deletrear tu nombre o empezar a jugar con anagramas otra vez. ¿Cuántas veces te perdí ya? quizás esta sea la vencida, la tercera es la vencida.
Llueve. Te pienso y al pensarte te busco entre mis refugios menos tolerantes. El mar sangra ausencias y suicidios, yo me hundo en la noche sin luna, me hundo hasta el fondo del alma y te busco creyendo que vos también estás buscándome...
Llueve y no puedo dormir...
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