martes, 24 de junio de 2014

estallido

No sé si fue el barrio, lo cotidiano y lo absurdo, tal vez el perfume de un asado en el camino de regreso o el sonido del tren que se aproxima por el lado opuesto al escuchado, no sé. No sé qué fue, no sé si fue el pueblo esforzándose en ser ciudad, las casas bajas peleando con la sombra de algunos edificios, mis deseos de fuga y de permanencia, lo inexplicable y contradictorio en alguien como yo que nunca está por completo lúcida, no sé si veo caminantes sin suelas, sin huellas, enfermos de tantos besos por celular, sin entender que ayer no es hoy, pero algo me llevó a este estado de insomnio y quietud. No sé si fue la neblina de este otoño, las calles vacías y a veces llenas de fantasmas, de caras sin ojos o con ojos sin mirada, llenas de sombras sin dueños y vacías de personas con alma, no sé. Quizás me confundí de esquina y te vi venir cuando no eras vos, o quizás si eras vos y yo te ví sin reconocerte, ¡no sé! No sé si estoy aquí o si partí cuando te perdí. No sé si fue el grito del silencio o los estruendos de las palabras que te dije, no sé si me quisiste o estabas cómodo con mi querer. No sé qué pasó, algo en este universo que me armé, se astilló, y un simple estallido, una granada hecha de palabras y silencios, convirtió a mi único refugio en un mar de escombros. No sé si habrá sido la suerte o el destino, no sé si fue un ángel sin alas o si caímos juntos en la rutina de creer que nos conocíamos tanto. Indiscutiblemente, algo me llevó a creer que todo está perdido cuando la noche no cae sin ayuda.
No se cómo salvarte del olvido, no sé si fue el sonido de tu perfume alejándose con paso firme, con tranco largo y pesado, no sé si fue el silencio de una madrugada borracha, de un sueño vuelto cicatriz, de una pesadilla vuelta ceniza, no sé si fue la primavera que no quiso volver o si en este pueblo el otoño será perpetuo, como tu imagen astillada en un espejo, no sé si la distancia no ayudó en nada o si el alma no entiende de distancias, no sé, quizás el alma no entienda de distancias, ¿no?...debe ser así, las cosas que están mal no están bien sólo por una palabra...qué pequeño es el universo cuando estallan mis miserias, mis palabras infinitas, mis viajes conscientes a los buenos tiempos. No sé si hubiera aguantado tu silencio, no sé si hubiera soportado tu distancia, no sé si fui más torpe que de costumbre o si perdí el control y derrapé entre ideales arcaicos para los tiempos que vivimos, no sé, tal vez, no saber qué pasó, me dejó sin escudo, sin armas, sin refugio cuando el estallido tiró abajo todos los puentes y me quedé en la orilla de las buenas intenciones y los malos métodos, mientras vos sonreías en la sombra de una soledad que te acompañará todo la vida...
No sé, no entiendo nada, no sé si todo fue una falta grave de coraje más que de memoria, no sé si en alguna historia, la cobardía no está metida. No sé, realmente no sé pero algo sucedió en el transcurso de los días, algo me convirtió en llanto y esperanza, en extraña dentro de mí misma, en caminante sin brújula, algo, quizás la luz azul del olvido te convirtió en un suspiro de resignación...

Y en definitiva, no escribo para que vos me entiendas, escribo para entenderme y olvidarte...


2 comentarios:

Darko Wiggin dijo...

El final es una buena frase, resumen de un gran texto inspirado y merecedor de que se cumpla y te entiendas...

;)

Martina Santo dijo...

Darko!! muchas gracias...lo mismo pido...entenderme, jeje...besotessss