miércoles, 24 de abril de 2013

Otra carta y van...

Supongamos que la realidad es otra. Que tú formas parte de mi vida, que compartimos tardes, noches, migajas de sueños y que hasta planeamos viajes. Supongamos que los amigos no entienden lo que pasa o que no quieren entender y que todo alrededor funciona a la perfección. Supongamos que despertamos un día y nos damos cuenta que la vida nos pasó por arriba. Supongamos también, por qué no, que nunca sospechaste nada de nada, que, siempre fuimos como ahora. Supongamos que me quedé a ver el show y me guardé las apariencias. Supongamos que jamás, (jamás...eso es mucho) te miré de otra manera en que no lo hago ahora. Y supongamos que me mantuve cerca pero al margen, involucrándome lo necesario sin levantar sospechas.
Bien, ahora piensa un poco más acá. Lamentablemente, tanto para vos como para mi, la realidad no es otra, nunca hubiera sido otra. Si hubiera vivido de acuerdo a las suposiciones anteriores, hoy sería solamente una hipócrita y mi alma estaría oscura, además también sería mediocre. Sucedió que mis sentimientos no forman parte de lo que pudo haber pasado pero no pasó. Simple. Me enamoré de algo que no todos perciben, perdón por haberlo hecho, como si pudiéramos elegir a quien amar. En realidad, no me perdones por eso, me retracto, pedir perdón por lo que uno siente es un crimen, perdón por no poder manejarlo, por haber escapado, por lo que consideres que me equivoqué, pero no me perdones por amarte, por eso no te pediré perdón nunca.
En fin, si hubiera podido impedir que las cosas sucedieran así, lo hubiera hecho, que no te quepa la menor duda. Sos de esas escasas personas que se encuentran y que alegran el alma. Has movilizado cada fibra de mi cuerpo, cada rincón de mi consciencia y cada espacio de mi melancólico existir. Sos de esas personas que  aparecen un par de veces por cada vida y que valdría la pena mantener, pero ya sabes el resto de la historia mucho mejor que yo. Perdón por irme así, sólo deberías de entender que no pude, así de cobarde y real, no pude quedarme para verte sonreír con alguien más de la mano, con lo que me gusta verte sonreír.
Solamente tengo una cosa para pedirte, sin contar el perdón, y es que sea lo que sea que pase por tu cabeza, no dudes, ni siquiera por un instante que mis sentimientos fueron más reales, puros e inocentes que cualquier otra cosa que pudo haber pasado. El destino fue un idiota, pero gracias a él te tuve en mi vida y eso merece ser recordado. Ya no te culpo de nada, sólo te agradezco por abrirme los ojos y sobre todo, por haberme hecho descubrir que amar es otra cosa...Sos una hermosa persona, y no tiene nada que ver con lo físico. Tu recuerdo me acompañará siempre. 
Aprendí a masticarme el dolor, a fingir para que ni supieras de mi dolor, a esquivar tus miradas, a maldecir al silencio, pero con saber que sos feliz, mi alma se cura. Ya te lo dije, mi amor es mucho más grande que tu olvido...

2 comentarios:

Darko Wiggin dijo...

Que sentimiento! Me gusta lo que sale cuando las llamas cartas...
^^

Martina Santo dijo...

Hola Darko!! jeje, gracias, últimamente ando escribiendo cartas, si...es lo que sale...besos