Quería un tregua, una pausa, un momento de respiración sin tanta agitación ni conmoción y obtuve más que eso, mucho más: tu olvido absoluto. En retrospectiva, no es tan malo, al fin de cuentas, no puedo culpar a nadie más que a mi misma, lo cual me da cierta tranquilidad, lo único lamentable es que no era precisamente eso lo que necesitaba, sólo quería dejar que ciertos ríos corrieran y lavaran las heridas, y se llevaran ese óxido que carcome más que cualquier otro, el óxido de las palabras guardadas y cientos de veces negadas.
No obtuve una tregua, fue más grande el espanto y el silencio ganó la batalla. No estuvo tan mal. El arrepentimiento es un arma que sólo sirve al dolor, prefiero usar la única arma que tiene de amo al amor, mi propio silencio. Sólo por amor callé, sólo por amor caminé a tientas tanto tiempo y sólo por amor seguiré buscando tu olvido, eso me deja dormir en la calma de una conciencia tranquila.
Te lo explico mejor, mi amor es mucho más grande que tu olvido. No me arrepiento de nada, de absolutamente nada. Al fin, puedo respirar...
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