Siento que lo mejor que puedo hacer en estos momentos de incertidumbre y locura, es fumarme un café, recostarme en la puerta, pisotear el techo y taparme de cielo, dejar los sábados para el viernes, y ocultarme a plena luz de la mañana. Dejar para el año pasado las penas y acurrucarme junto a lo oreja de tu sombra, de tu perfume. La luna aplaude, me susurra mentiras al oído, me jura que nunca podré igualarla, me sonrío y le pregunto si está tan segura, pero ya amaneció y desapareció, dejándome a la deriva como muchos otros.
Pero sigo en esta absurda lucha, salgo adentro y telefoneo al libro que no sé dónde lo dejé, encuentro el celular callado, como siempre, y me tiro al pasto a leer un viejo cd de Arjona que nunca compré...
Quizás me beba un cigarrillo antes de escuchar el teclado de una computadora arruinada por tantas mudanzas...quizás vuelva a partir ayer, sigo sin encontrarme y perdiéndome más cada vez que intento echar raíces...
En fin, pelear contra el viento, a estas bajas horas, es una estupidez. Quizás la locura no era tan mala opción, después de todo, habitar un mundo de cuerdos sin razón es peor que sonreír frente a un espejo sin dientes (así me aseguro que no me devorará)...
(Volvería pero no sé dónde estuve mañana ni en qué volverme, si en tu mirada o en mi alfombra mágica)
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