viernes, 23 de septiembre de 2011

Justamente ahí


"...lo esencial es invisible a los ojos..."
Antoine De Saint-Exupéry

La ciudad que nos cobijó tantas veces, hoy nos dejó a la deriva y a la intemperie. Caminábamos en silencio, atravesando precipicios gigantes de nuestra propia historia. Íbamos sin guía y por simple inercia hacia nuestros refugios, por separado. Pero cuando ciertos ángeles se quedan dormidos, el destino hace girar la rueda de la buena fortuna, para mi, y de la mala fortuna para ti, y un paso en falso, el querer acortar la distancia, la elección de doblar una cuadra antes que la de siempre, y un cruce que sólo sería de calles, se convierte en un cruce de almas que vagabundeando por las sombras, se miran y se reconocen, y el mundo sigue girando pero para atrás. Quedamos petrificados en los ojos del otro, que se convierten en espejos sin buscarlo. Todas las luces intensifican su brillo, las estrellan se acercan y titilan a nuestro alrededor. Una mirada y nos sentimos más fuertes que nunca, nos sentimos capaces de restaurar los viejos y malos recuerdos. Capaces de amortiguar antiguos dolores y de borrar todas las desalmadas huellas que nos han prohibido, hasta ese momento, volver a conversar. Pero ni siquiera las palabras son necesarias. Ahí, justamente ahí, en ese instante de amor perpetuo, como si el pasado y el futuro no estuvieran a nuestro lado, en ese segundo de eternidad adquirida por voluntad del destino, ahí, justamente ahí, comprendo que lo esencial es invisible a los ojos. Dos almas en la ciudad más pequeña del mundo se reencuentran y el amor grita para que ciertos ángeles se despierten y hagan girar de nuevo al mundo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta este texto =)
Sigue todo tan genial como siempre por aquí ^^

Martina Santo dijo...

Hola Fran...muchas gracias por pasar...Me alegra mucho saber que has estado por aquí...
Besosss...