Generalmente, las entradas son medio ficción, medio realidad. Hoy es realidad pura. Hoy necesito escribir para agradecerle a algo que usualmente no llevo puesto, y que muchas veces puteo.
Pues resulta ser que hoy, como todos los días, salgo de mi casa, a las 14:35 horas para dirigirme al trabajo. Y lo hago en moto. Y la moto fue un regalo del viejo que se cansó de escucharme protestar porque el trabajo quedaba lejos y que la bici y que patati y patata. Nunca voy despacio. Tampoco es que la moto sea de gran cilindrada ni mucho menos, pero nunca voy del todo lento, siempre ando acelerada, y todos dicen que porque soy loca. Quizás tengan razón. En fin, la cosa es que a las 14:42 hs, aproximadamente, paso a buscar a mi compañera Moni, por esas cosas del destino ella no tenía en qué ir hoy al trabajo. Y a las 14:45 hs, en la esquina de Belgrano y Paraguay, justo a la vuelta de la casa de esta amiga, de sopetón, como siempre, a la goma delantera de la bendita moto se le dá por reventar. Y adivina adivinador, dónde fuimos a parar?? Pues de jeta al piso. Y es aquí mi más sincero agradecimiento al Sr. Casco. Por esas cosas de la suerte, destino, fatalidad, crease en lo que sea crea, hoy el Sr. Casco me ha salvado, sin exagerar demasiado, la vida. Si no hubiera sido por él, posiblemente me partía la capocha en alguna parte, porque lo primero que golpeó el piso fue mi cabezota, que aún siendo dura, hubiera salido peor de esto. Ahora sólo tengo varios golpes, ninguno de gravedad, creo. Golpes que molestan, nada más y estoy bien, creo. De ahora en adelante, no lo dejaré por nada del mundo. Gracias Sr. Casco!!!
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