Pensarás que deliro, puede que lo haga, pero fueron las interminables fases de la luna, las que me obligraron a callar y las que me obligan a seguir callando. Verás, hay cierta realidad ajena a tu realidad, es como si realmente existiera un universo paralelo, un tiempo paralelo. El tiempo pasa cuando nos miramos al espejo, cosa que yo, la verdad, evito. Pero sólo en esos instantes somos concientes de ello, bueno, sólo en esos instantes, yo soy conciente de que pasa porque la verdad que no siempre me atrevo a revelar, es que mi tiempo se paralizó, se detuvo y es como si hubiera muerto en aquellas calles, llenas de gente, autos y suspiros, allí donde caminamos juntos, abrazados, a la par y para siempre allí. De recordar, pasaron muchas lunas, sin dudas que los días se acumularon en el almanaque que no tengo para traer a otro año, pero yo me quedé en aquel efímero y fugaz instante donde la ciudad no era triste ni cobarde y donde mi beso se refugió en tus manos, sólo ahí. Tuve la impresión errónea de que me amabas. Y hoy, suplico para olvidar, creyendo ser escuchada.
Mi mejor invento para develarme es tu mirada. Mi mejor sueño para no sucumbir ante los temblores de lo inevitable es tu rostro entre mis manos, tu cabello entre mis dedos largos y sin uñas. Quizás la ilusión me ayude a dormir, descansar ya lo descarté. Pero como sea, las lunas siguen pasando desapercibidas, sin enterarse de que en mi propio universo hay una grieta, y en esa grita hambrienta, el tiempo se estancó, se reveló y quedó quieto, en aquel instante donde, sin saber la verdad, nos amamos, sólo ahí...y si callo, si sigo buscando al mutismo de amante, ya sabes dónde buscarme para encontrarme.
Pensarás que deliro? Qué gran pregunta para tu pequeña alma...
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