A veces, raras veces, ciertos sueños o ideas, se toman el trabajo de viajar hasta la realidad y se animan a cruzar el portal. En esas grandes y valientes ocasiones, la vida da un vuelco y la sonrisa se deposita en tu rostro...Sucede, me sucede pues, que ahora mismo estoy sonriendo. Mañana es el gran día, mañana empieza el "operativo retorno". No será fácil, los cambios siempre producen o generan cierta incertidumbre que no siempre se puede manejar pero bueno, esta vez son necesarios. Después de pasar noches enteras, literalmente, sin dormir y de naufragar por aguas turbulentas y llenas de dudas, decidí volver al lugar que me vió nacer y del cual también había decidido alejarme. Razones para volver tengo de sobra, hay quienes lo entienden y quienes siguen cuestionado mi decisión de regresar. El camino que me llevó a esto no fue agradable, pasé por las tinieblas del miedo y me desmayé un par de veces antes de elegir. Tuve que juntar valor entre los insomnios y poner en la balanza ciertas cosas que quizás nadie comprenda, salvo yo. Cierta noche comprendí que la vida me estaba pasando por arriba, no estaba haciendo lo que quería hacer. Lo que ya no quería hacer porque hace más de cuatro años, esto sí era lo que quería hacer. Pues ya no lo quiero. Comprendí que lo que en un principio me daba alas para ser libre, ahora estaba convirtiéndome en prisionera de mi misma. No sirve vivir así, teniendo las herramientas para cambiar. Y vuelvo porque me cansé de imaginar que podría estar mejor cuando en realidad, puedo estar mejor. Extrañar fue lo que más pesó en la balanza. Y no sabía que podía extrañar ciertas cosas que me parecían "aburridas" o "malas" como por ejemplo, caminar por el medio de la calle a las dos de una madrugada sin luna y bajo la lluvia, poder ver exactamente cómo el sol desaparece en el horizonte sin que ningún edificio me lo impida, pasear en auto con amigos dando cien veces la "vuelta del perro" y terminar en el bar de siempre tomando una cerveza en verano o un café en invierno, ver cómo las luces amarillas que prenden de los cables en otoño y con niebla convierten a la ciudad en un pueblo fantasma. Pequeñas cosas que antes creía no tolerar, ahora me son imprescindibles. Y lo que más se extraña estando en un lugar que no es el de uno, es a la familia y a los amigos de siempre, esos que te conocen más de lo que uno se imagina. Quise irme, es cierto, ahora quiero volver, ahora volveré. Aquí donde vivo también tengo una vida que elegí pero ya no es lo que quiero. Ahora quiero estar allá, y es justamente lo que haré. Mañana empieza el "operativo retorno", y lo llamo así porque tardará algún tiempo en concretarse, hay mucho para hacer antes de poder volver pero al menos, ya empieza, al menos ya comienza a ser realidad aquello que imaginé: mi propio negocio y en la ciudad que me vió nacer...por fin la sonrisa es digna de posarse en mi rostro...
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