El silencio lo inunda todo, una vez más. Algunos grillos se pelean con las luces, pero nada más. Una brisa remueve y juega con las copas de lo árboles y me recuerda que no estás para abrigarme con tus brazos, y es otra pena para el alma. La luna tampoco está, hoy se quedó a dormir, a veces es mejor quedarse, no? Eso tendría que haber hecho el sábado por la noche. Ya sabía yo que esto pasaría, ya lo sabía pero no me quise escuchar. Sabía que no debía frenar pero frené y todo se derrumbó. Hubiera sido más fácil si hubieras estado conmigo, pero todo es un supuesto. Ni yo estoy conmigo ni nadie está conmigo. Después de cierta línea todo se torna tan raro. Intento ver, observar pero todo es difuso, quizás las lágrimas ya llegaron al alma. Yo todavía te amo. Esta afirmación cruel me despoja de la armadura que inventé para no sentirte, pero claro, no tuve en cuenta que el amor es como un río de deshielo. Y acá estoy, buscando tu perfume en la oscuridad. Y estoy tan triste que de tener que sonreír, no sabría por donde buscar mi sonrisa. Y estoy tan fuera de foco que no podría hallarme a mi misma ni con una lupa. Y todo se lo debo a esta impulsividad que me toma de las pestañas a veces, y me hace decir lo que pienso sin pensar. Nunca lo que siento, siempre lo que pienso. Es tan lamentable que te haya perdido, no sabes cuánto, amor...
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