Dos días para un año

Y llegué tarde.

¡Cómo pasa el tiempo! Sin sospechar, me dejé cubrir la mirada por el tiempo. Comencé por dejarlo amortiguar mis tristezas, por permitirle adelantarse a mis recuerdos y acá estoy pues, dándome cuenta que, con tantas luces, no fui capaz de ver que en su paso se llevaba consigo, no sólo mis miserias sino también mis alegrías, mis mínimos triunfos y mis pocas palabras. Sin sospechar, me dejé seducir por este protagonista sin escrúpulos y acá sigo, no sé muy bien cómo sigo, pero sigo, sin mucha conciencia del tiempo. Es que ha venido, viene y se va, cada vez más veloz.

Cierto, llegué tarde, otra vez. Llegué tarde al recuento de votos. De pronto me pongo melancólica y pierdo esa noción del tiempo, de un tiempo siempre acechando mis decisiones y mis momentos. ¿A todos le harás lo mismo? En fin, como decía, llegué tarde, si, y no sé quién ganó. ¿Su recuerdo o el olvido? Seguro que su recuerdo, no sería la primera vez que gana, ni será la última. A ver, Tiempo, tú que tanto llevas aquí, dime, ¿ganará alguna vez el olvido?, ¿sabrás tú si el amor se olvida? ¿y qué se olvida? ¿el amor o el ser al que se ama? Bueno, tomate un par de días y lo charlamos, pero recuerda: quedan dos días par un año y yo aún me muero de amor...¿por qué aún no te lo has llevado?

 

P/D: eres maldito, Tiempo, cuando quieres, ya no te seguiré llamando de consuelo. Estás avisado, ahora mismo remiendo mis alas, mi alma deshilachada ya no tiene caso, obtendré algún abrigo nuevo, ya casi nada queda de los abrazos que mi Amor me dió...maldito tiempo...no sirves para desenamorarme...ni de consuelo...dos días para un año...recuerda...