miércoles, 13 de octubre de 2010

Es posible, realmente es posible que alguien pueda estar tan perdido? A veces, y quizás porque la realidad es una farsa, creo entender que sí, que se puede estar así. Otras veces, y quizás porque la desilusión es tan grande, supongo que no se puede. Todos sabemos que el mundo está loco, no solamente yo, el mundo en su gravedad está loco, entonces, por qué sólo me condenan a mi?. Este cómico universo de sueños rotos me quita el aire, me deja a tientas en una de las habitaciones de mi vida, sin luces ni voz, me deja a ciegas pretendiendo que encuentre la salida.
No es cierto que el silencio habla, si es cierto que los poetas mienten, y mienten en silencio, mienten cuando la magia se evapora, cuando la palabra se hace ceniza y siempre acabo pensando en ti, es imposible caminar por las hojas de este libro sin nombrarte, aunque sea miserable la búsqueda, necesito nombrar tu sombra, besar tu sombra, tu sombra gris de las fotos que sólo mis pupilas guardan, ni mi alma, ni mi corazón ni mi memoria, mis pupilas guardan tu sombra. Y el silencio es tan profundo, tan hondo, que pido rescate, pido que tu voz me rescate, sólo tu voz me salvaría de este exilio...pero ya recuerdo, y pido que me perdones, estás perdido, deambulando en la única calle que te contiene, estás perdido mientras yo recuerdo, mientras yo vivo...
Quién no ha se ha perdido alguna vez? quién no se quedó en silencio un instante? quién no ha encontrado en su alma un abismo? somos tantos los mentirosos que los poetas están en extinción...y esto me recuerda unas palabras del Señor Pablo Neruda que dicen así:

¿Quién no desea un alma dura?
¿Quién no se practicó en el alma un filo
cuando a poco de ver vimos el odio
y de empezar a andar nos tropezaron
y de querer amar nos desamaron
y sólo de tocar fuimos heridos‚
quién no hizo algo por armar sus manos
y para subsistir hacerse duro
como el cuchillo‚ y devolver la herida?
El delicado pretendió aspereza‚
el más tierno buscaba empuñadura‚
el que sólo quería que lo amaran
con un tal vez‚ con la mitad de un beso‚
pasó arrogante sin mirar a aquella
que lo esperaba abierta y desdichada:
no hubo nada que hacer: de calle en calle
se establecieron mercados de máscaras
y el mercader probaba a cada uno
un rostro de crepúsculo o de tigre‚
de austero‚ de virtud‚ de antepasado‚
hasta que terminó la luna llena
y en la noche sin luz fuimos iguales.

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