jueves, 28 de julio de 2011

...como mejor me convenga...

Cae la noche y para variar, comienza el temporal. Los vendavales de tu voz que no me escucha arremeten con más fuerza que mi pobre voluntad por no encontrarte. Quizás tengo demasiado cansancio, quizás es cierto lo que me dijo la doctora los otros días, no tenés nada, NADA. Vaya uno a saber por qué entonces se me escapa el aliento. Quizás yo también tengo razón al decir que no puedo respirar de tanto extrañarte. Sueños y miedos se filtran por las hendijas de la taciturna e insomne oscuridad, la misma que envuelve y protege tu recuerdo. Es que tu recuerdo es como la manta que me cubre el alma, un haz de luz invisible, un escudo de ciegos soldados protegiendo tu recuerdo de mis ganas de presionar la tecla "Supr" como si fuera así de fácil, y todo resulta ser el espejismo más real hasta este tímido momento en el que te espío dormir. Y es que por espiarte, hace semanas que no duermo. Y sin dormir, ya sabemos cómo acaba el cuento. Yo intentando descifrar los acertijos del universo mientras los que me rodean comienzan a pensar seriamente en que quizás perdí la razón. La verdad es que poco me importa lo que les pasa por la cabeza, me importa más lo que te pasa a ti por el alma, y como quizás no lo sepa nunca, me armo la historia como mejor me convenga, o sea, creo que estás pensando en mi y que quieres abrazarme. Al final, cuántos saben la verdad? El mayor riesgo que corro al correr contra la rutina y mediocridad es permanecer lejos de la verdad que otros dicen tener, que otros dicen que existe. Siempre estaré a contramano, no porque vaya dormida y me confunda de esquina al girar, sino porque siempre veré el cielo con otros ojos, y sentiré la brisa con otra piel, porque simple y llanamente, soy otra...
Me iré a reposar con el libro de Rosa Montero, "La loca de la casa", que se me hace familiar. Los sueños que no tengo, los puedo inventar, como a ti, mi amor, que no te tengo pero puedo inventarte. Pensarías que puedo confundirme, y si, un día ya no habrá vuelta atrás, algún día vendrán por mi con un chaleco blanco pero hasta entonces, y luego también, seguiré amándote, extrañándote, imaginándote...

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