viernes, 12 de noviembre de 2010

Esta sensación de abandono que me atrapa, esta soledad que me toma de las pestañas y me arrastra por los desiertos de las páginas en blanco que esperan por mi en la mesa. Cuánto más puedo sufrir? Siempre estarás aniquilando mi cordura con tu recuerdo, siempre estarás tejiendo sueños en mi memoria. Es inevitable tanto silencio, me atrae tu silencio, no me atrae la soledad, pero es que tú eres mi soledad, ya casi lo olvidaba. La noche se va con el humo del último cigarrillo, tu perfume resiste, no se va, se me ha impregnado en la ropa, y tus labios se han arrinconado en mi cuello. Serás siempre el amor que me negué a sentir, serás siempre el amor que me arrincona contra la esquina de lo que no debo sentir. Sinceramente ya no se quién soy, si soy el que escribe o el personaje. De tanto esconder acabé desorbitando las ideas, se han fugado como tu nombre, ese nombre que me deja a la deriva, como náufrago en noche desestrellada, sin orilla, sin ceniza, sin voz. 
Esta sensación de abandono, no es sensación, lo se, es la realidad de mi ficción menos entendible. La realidad es tan espesa, tan profunda. Me obligan a seguir caminando, a seguir viviendo, pero sin tu amor no se dónde se ha quedado la primavera. Sin tu amor es frágil la esperanza, es imposible vivir así, o mato este amor o mato tu recuerdo, cómo hago? No estás cerca ni siquiera como para acariciar tu sombra, esta ternura que me producen tus manos es un espejismo en la noche sin luna, sin luz, en la noche que te nombra, como si en la serena madrugada estuvieras aún aquí...como si me encontrara hablando contigo en lugar de sin tí...quién será más loco? el que ama a pesar de los delirios cotidianos o el que insiste en disimular lo que siente? Llega la mala mañana, el silencio es mi fiel y cobarde confidente, mientras tú duermes en la distancia, yo te amo inmerso en esta soledad...

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