miércoles, 1 de agosto de 2012

Submundos y vacío...II

Hay un par de submundos que no entienden de valores, esas cosas que se hilvanan con los años y que un simple ronquido del mar, puede descoser, desparramar en lágrimas...
Tuve siempre la precaria sensación de que todo era una mentira, nunca supe por qué, pero cuando al final llegó el final (como dice Sabina), supuse que no era tan precaria...El mundo no se detuvo (ni lo hará) para que yo pudiera despojarme de las cenizas y todo quedó como en un principio, vacío. Porque antes de que estuvieras molestando mis emociones con tu sonrisa, no había nada en la casa, ni siquiera una cama dónde dormir; sólo un colchón amontonando tierra en la pared y apenas un vaso (vacío) para desayunar y beber...Pero un día, una tarde de grises en la ventana cuadrada sin vidrios, apareciste con tu sonrisa para esclavizarme a ella...Pero un día, una tarde de azules en la misma ventana cuadrada sin vidrios, te vi partir sin mi, te fuiste sola, es decir, volví a quedarme con la nada y todo se volvió un principio, todo vacío, hasta mi refugiado corazón estaba vacío...
Los siglos pasan por la calle como si la vuelta alrededor del sol fuera más corta y las espaldas que oficiaron en algún momento de soporte para mi incansable soledad, se fugaron, desaparecieron con tu sombra, sólo ha quedado Ernesto con su peculiar contorno de fantasma. He sido tan cruel con mi destino que ya no pretendo nada de él, de Ernesto digo, demasiado ha hecho por mi cordura, mejor digo por mi escasa cordura. En fin todo ha vuelto al principio, al vacío, yo he vuelto a caminar por los abismos pero sigo acá, observando las puestas del sol cada vez que puedo, sonrío y me acuesto tarde pensando en tu voz. Es que sólo tu voz me contiene, me abraza como alguna vez lo hicieron tus brazos. A pesar de permanecer en medio de ciertos submundos, que existen porque así lo creo, sigo sin comprender por qué tu sonrisa es más bella que tu mirada, sigo sin comprender cuál es la necesidad de acabar dando vueltas cuando la verdad es una sola...parece que ya no estás...y bueno, amor, por ciertas tercas razones, te sigo buscando por mi atrofiada memoria...a veces quisiera que desaparecieras de mi vida como el humo del cigarrillo que acabo de encender, qué hermosa locura!!!! Pero no, todo vuelve a empezar cuando te veo y no puedo ni mirarte, es que yo aún te veo deambular por la casa, por el jardín marchito, por el aire entumecido...y todo el vacío se llena con las cuatro letras de tu nombre, que no me atrevo a pronunciar por temor a que mi silencio se acostumbre a él otra vez y yo acabe dando vueltas por una ciudad sin héroes y con fantasmas, gritando que tengo una lanza atravesando las paredes de mi alma...
Y Ernesto me mira con cara de derrotado y escucha lo que pienso sin imaginar que ya no puedo oírlo...todo por habitar estos submundos que existen sólo porque así lo creo...

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