Me miraste y abriste mis ojos siempre en pausa, siempre tristes. Después de todas las idas sin ninguna llegada, sólo me queda agradecerte haber aparecido cuando mi universo estaba completamente nublado, con poco has iluminado los rincones y las estaciones, la primavera ya no estorba y el verano me seduce...Quizás distorsioné por demás las palabras, la claridad llegó a encandilarme, pero sobreviví y te agradezco por lo mucho que has dado, sin saber que lo estabas haciendo. También te perdono, yo tampoco sabía qué hacer, mi silencio te mantuvo al margen. La verdad es que si él no hubiera estado, yo tampoco hubiera podido estar, y perdón por justificar lo que no debería justificar. Sigo dando vueltas alrededor de un por qué sin respuesta. Supuse que aceptando mi verdad, desaparecerías, supuse mal, pero en fin, aprendo tarde, tengo una memoria de elefante para los pequeños detalles y los grandes desastres pero es escasa para esquivar piedras ya arrojadas...amanece y aún sin tus ojos, el sol se asoma...
Hay una nueva verdad asomándose, inevitable quizás, aún no lo sé, parece que mientras buscaba desesperadamente olvidarte, me enamoré de alguien más, ¿será posible tanto amor? ¿Puede uno sentirse así de nuevo, bien? Me cuesta buscar palabras, me dormí cuando hablabas, perdón, ya no tengo nada más para oír. La tristeza se disipó como un manto de neblina, la tristeza ya no pesa en mi mirada, si supieras ver, lo verías. Ya dejé atrás mis noches de tortura por pensarte tanto.
Hoy desato las amarras, amor, mojo mis pies en las aguas claras de este presente y me dejo caer en lo que será. Hoy regreso a la orilla más olvidada, menos triste...el amor me salvó otra vez...
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