Un grito callado por mucho tiempo se fue abriendo camino en solitario por cierto paraje desconocido del alma, un grito que llevaba más de sueño que de realidad: te amo. Y estalló todo alrededor. Las esquirlas del amanecer tumbaron las estrellas. Y te amé como si nunca lo hubieras sabido.
Suspirando atravesé la noche, sin parecerme justo, llegué hasta tu almohada para acariciar tu rostro y no estabas ahí. De tanto pisotear las huellas, éstas se borraron. Quise, aún quiero, tu perfume en mi piel pero la libertad te obligó a pecar, no? Hubiera sido más simple contener el aliento y salir a naufragar pero nunca es simple vivir. En apariencias, todo es tan difícil. Qué poco sentido tiene escribirte ahora. Por alguna razón, alguna especie de "suerte", por llamarlo de algún modo, ya no tiene sentido. Gritaré que te amo, lo pondré en las paredes del barrio, lo anunciaré en la radio, de qué vale ya? pues, de nada. Sólo tengo una pregunta, amor: sabiendo lo que me duele el silencio, no tenés nada para decirme? A veces, juntar palabras para una verdad que no querés escuchar es más complicado que acariciarte.
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