Clandestinamente te nombro en las altas horas de esta noche con tanta humedad en el aire que hasta parece que estoy llorando...me abrazo al abismo inconfundible que provoca tu nombre en mis labios, el miedo de perder la cordura fue reemplazado por el miedo a no perderla nunca y acabar sin tus manos en mi boca, rogándome silencio, callándome para no escuchar cada una de las palabras que tengo amontonadas en la garganta...
Eres la canción ausente que suena una y una otra vez dentro de mi cabeza. Esa melodía odiosa que no me deja dormir. Eres ese habitante maldito de mis pesadillas. Esa mezcla de menta y chocolate, imposible de resistir. Eres la lanza que hace temblar mis pilares. Esa puñalada de un cupido perverso.
En tu privilegiado mundo, mi mirada es ciega. En mi pequeño universo tus ojos son dos soles que iluminan los rincones. Vas por las calles anónimas buscando refugio y perdiendo sonrisas. Te zambulles en las aguas oscuras y turbias de mi memoria. Pasas por mis brazos como un prófugo para acabar preso de mi imaginación. Todos los días tienes la delicadeza de acercarte a los abismos de mis sueños, nunca sabré si es porque así lo quieres o sólo así sucede.
Y yo, dueña de mi pequeño universo, naufrago cada noche en tu mirar. Descanso a orillas de lo inevitable para comprender que todo gira en torno a ti. Y a pesar de saberlo, no puedo evadir tanta verdad. Tienes llaves que no pensé, existían.
La noche es amarga lejos de tu piel. Mis manos tiemblan de frío y distancia, suspiro una vez más, sin perder la cordura, y me reservo las caricias por si decides enterarte de que te extraño...te extraño...
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