viernes, 10 de febrero de 2012

Carta sin destino

Sunchales, 9 de febrero de 2012

Hay días, como hoy, por ejemplo, en el que no puedo ni siquiera mirarme al espejo. Una rabia contenida se apodera de todo mi ser y me arrastra a las aguas demasiado oscuras del pasado. El pasado más reciente, rescato eso al menos, el más reciente. El otro pasado, el lejano ya ni lo recuerdo, gracias a Dios. Pero este me sumerje en los pensamientos más innobles y menos protegidos. Sería más simple si hubiera hablado a tiempo, aunque haber callado me dió tiempo para pensar y comprender que de nada hubiera servido. Entonces, por qué tengo  que seguir pensando en lo mismo? por qué tengo que seguir pensando en vos? Quizás, la única respuesta que puedo hallar, es porque necesito que alguien más que yo sepa lo que siento por vos. Cobarde??? Si, muy cobarde el callar, pero fue más heroico que pronunciar dos simples palabras capaces de generar un universo entre mi alma y tu mirada. El egoísmo puede formar un pilar de resistencia, pero en este caso sólo acrecentó mis deudas. Tu mirada me funde, además de confundirme. Evité y aún sigo evitando tus ojos, lo que significa un mal presagio. Lo que significa que si hubiera nadado hasta la orilla, no tendría que preocuparme por esos sentimientos ocultos.
En este, mi pequeño universo privado no tengo por qué mentir. Así que, procuraré no hacerlo. Hoy es un día bastante especial, no viene al caso contar toda la historia, bastará con sólo algunas palabras. Resulta que hoy es el aniversario del fallecimiento de alguien que vivió toda su vida por mi. Sólo por mi felicidad ha dejado la suya siempre a un lado, razón por la cual merece mi homenaje, mi recuerdo y mi amor eternos, pero también merece, al menos así lo creo, que yo viva para ser feliz, que viva feliz, que sea feliz, esto sería la mejor manera de honrar su memoria. Bien, cómo hago eso? Hoy, que la rabia me toca las pupilas y no me deja ver, hoy voy a confesarte lo que hace un año no fui capaz de hacer.
Toda historia comienza con una mirada. Y en tu mirada yo me perdí. No fue algo que haya buscado, o quizás si, pero no fue hecho con un propósito, sólo sucedió. En tus ojos descubrí lo que hacía tiempo estaba oculto, eso que aún no me atrevo a confesar. Siempre te dije que la verdad no te haría más libre, ni siquiera a mi me servía la verdad. Una verdad impronunciable corrompe todo a su alrededor, no deja de existir por más que nos esforcemos en tirarla al fondo del lago. Me enamoré de vos y verte de la mano con esa otra persona, ser testigo silencioso de aquel ridículo juego de "amantes", nubló todos mis sentidos. Me perdí pero esa vez no fue por amor, esa vez fue por cobardía y celos. Me inundó de tal forma ese sentimiento mil veces negado que ya no pude volver a verte. Quise protegerte de mis propios sentimientos, quise ocultarte lo que no tenía remedio, jamás quise que supieras esta verdad, jamás quise, y espero que siga siendo así. No sólo hubiera perdido todo lo que perdí, sino que hubiera perdido tu mirada, al menos, a veces, de vez en cuando, puedo espiarte, puedo mirarte un segundo y aceptar lo que siento. No me arrepiento de haberte alejado, de haberme escapado, sólo me arrepiento de no poder compartir con nadie más eso que me pasaba con vos, hasta hoy, claro. Hoy no he soportado más tanto silencio, hoy no que no puedo mirarme ni al espejo, hoy te lo digo con la certeza de que no hay ni una solo vuelta de tuerca más. La verdad la tenés acá. Siempre estuvo acá, en este universo, sólo que no has querido verla, mi vida...
P/D: espero que estés donde estés, mi ángel guardián, sonrías al verme aceptar lo que siento, es un paso para ser feliz realmente, como vos hubieras querido...

2 comentarios:

Ce Castro dijo...

Definitivamente sé de lo que hablas... Estamos mucho más cerca, de lo que pensaba. Eres muy valiente. Gracias

Martina Santo dijo...

Qué bueno que lo sepas!!! Me alegra mucho saber que así es...Gracias a vos!!!!! Gracias por estar aún en la distancia, je...Besotes!!!!