A veces más, a veces menos. Así te quiero. Cómo podría justificar lo que siento si no te tengo? Es tan ridícula la situación que me dan ganas de reírme para esquivar el llanto, o podría llorar y alcanzar la risa luego de cierto tiempo, claro, después de ver lo ridículo, todo causa gracia. No soy ni la mitad de lo que he sido junto a vos. No tengo más sueños de aquellos que solíamos compartir, siempre de madrugada cuando no se sabe si lo que se dice se piensa o se delira o si sólo hablamos de dormidos sin recordar al día siguiente. Por más que busque las razones, sólo encuentro reproches. Histeria desventurada y bajos sentimientos. Quisiera encontrar una sola razón pero al toparme con tus ojos, no puedo ni siquiera pensar.
A veces más, a veces menos, pero te extraño, también te extraño. Te busco entre los pliegues de las sábanas, entre los cientos de rincones que descubrimos juntos. Te busco hasta en las líneas de mis manos pero no estás allí ni en ningún otro lugar que quede por aquí. Estás lejos. Estás allá, en aquella perpetua soledad de alquimista frustrado. Estás allá, en aquella ciudad donde nada puede evitarse, ni siquiera el olvido.
Y a veces más, a veces menos, cada cual en su universo, somos cómplices del silencio. Vos por no saber escuchar, yo por no poder contestar. Quizás nos devoró la ficción que inventamos y terminamos sin mapas en una realidad demasiado gastada...
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