Otra vez se aproxima la tormenta. El cielo se ilumina y el viento empuja hasta las sombras. Parece que se viene otro aguacero. La ciudad duerme, yo no. Yo no puedo dormir. No tengo dónde dormir. El único lugar seguro estaba en tus brazos, tus caricias de arcángel sin cielo. Desde que me prohibiste mirarte, ando vaciando los cielos y recortando páginas. No veo más que nubes de humo a mi alrededor, y las cenizas cubren el escritorio donde te escribo y donde me pierdo. Y para peor de males, tengo la insana costumbre de recordarte cuando llueve. ¿Será porque amábamos caminar juntos bajo la lluvia?
Otra vez llueve, otra vez no puedo dormir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario