Es suficiente un recuerdo para colmar el vaso y desbordar (siempre culpo a tu recuerdo). Es suficiente un silencio para comprender otro. No puedo ni quiero jugar en la calesita de las palabra que se lleva el viento. Sólo quisiera que entendieras más, pidiendo menos.
¿Cómo logro explicar lo que ni yo misma puedo entender? Es suficiente una caricia para sentirte lejos, y un suspiro no alcanza para rozarte la piel, esa piel morena que me arrebata sonrisa y estrofas a medio terminar. Confundo las marchitas rosas de la esquina con los lirios de tu balcón y me siento embargada de tanta confusión. Hay muchas palabras dando vueltas en esta casa sin pintar. Palabras necias y sordas que no saben escapar, así como yo tampoco sé escapar. Puedo permanecer inmóvil y fría ante tus ojos, no sé cómo lograrlo con tus recuerdos. Tus recuerdos me movilizan, me toman de las pestañas y me llevan a caminar cuando el mundo se cae a pedazos. Siempre ando prófuga, siempre, y es suficiente sólo tu mirada para anclar a orillas del sol y sonreír. ¿Cuándo será que entenderás lo que significas para mi? ¿Cuándo habrá suficiente luz en el sendero para que veas este amor? Quedarán mis plegarias en perpetua inmovilidad, no hay escape en este laberinto de calles y rincones. Porque lo que a mi me enamora no tiene nada que ver con tu imagen real, lo que me enamora es la imagen que proyectas en las sombras cuando sonríes, esa sutil indefinición de lo que nunca sucedió, como cuando te levantas de las cenizas, al alba, y no eres capaz de separar la realidad y los sueños. Cuando te vi, aquel verano hace un par de años atrás, mi fijé más en tus manos que en tus ojos, luego no tuve opción, quedé a la intemperie, desnuda, cuando posé mis ojos en tu mirada, porque no son tus ojos, es tu mirada la que atrapa, la que me atraviesa el alma...esa lanza que me atraviesa el alma, tu mirada.
Me perdí cuando te conocí, me volví a perder cuando te supe mi amor, y sigo perdida. No sé cómo esquivar los silencios, ni siquiera sé cómo manipular los espacios para despojar tu mirada. Amanecerá en algunas horas y sólo porque no puedo estar acurrucada en tu cuello, me levantaré para patear los metros de distancia que nos separan. Parece que después de todo, no soy menos hipócrita que el resto, al final, siempre acabo disimulando lo que siento y simulando ser otra...vaya verdad, no? quizás hablar sea una buena idea, hasta ahora los silencios no dijeron nada que puedas entender, tendré que adaptarme a tu lenguaje, pues en el lenguaje de mis no palabras, nunca hemos llegado a un acuerdo...y es suficiente ya, ya no quiero más mentiras, ya basta de mentiras...me indignan las mentiras, sabías?
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