Miro el camino, siempre para adelante, busco una sola razón, sólo una para seguir por él.
Me doy vuelta, en la cama vacía, busco tu sombra, tu hueco en la almohada, tus ojos de lobo y vuelvo a cerrar los ojos.
Miro el camino una vez más, me aferro a tu recuerdo, a tu piel tatuada de ayeres imposibles, de sombras y penumbras, y ahí me quedo, inmóvil, perpetua, sin poder dar un sólo paso más.
Vuelvo a girar, miro el techo, buscando tu rostro en las manchas de humedad, suspiro esta vez sin poder cerrar los ojos.
Miro el camino, en soledad los ojos no enfocan bien, no ven más allá de algunos metros y me aterra la idea de avanzar sin tus manos.
Me levanto, el silencio de la noche pesa tanto sin tus labios que debo encender el televisor, y mientras fumo un cigarrillo, las lágrimas te nombran.
Miro el camino, no será fácil avanzar sin tu voz, no será fácil decir la verdad pero mi mundo ya estalló y la mejor peor decisión es caminar...
Me voy a dormir de nuevo, por enésima vez esta noche fría de otoño, convencida de que siempre, siempre, es mejor una soledad elegida que una compañía vacía.
Dulce vida y buenos sueños...mañana será otro día...
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