martes, 17 de marzo de 2020

si usted supiera

si usted supiera...
su risa, su risa genera un huracán de anestesia en mi melancolía...
esos ojos achinados cuando sonríe
encienden la paz que busco en tantos otros lugares

escuchar sus palabras entre queja y recuerdo
entre cansancio y aburrimiento
es un oasis en mi soledad

no se pierda usted de este torbellino
de emociones y caricias que me hacen volar...

si usted supiera...
mis silencios bailan
con tal de escuchar sus latidos
tengo más tiempo que nunca
cuando se trata de su voz

si usted supiera...
quizás así fuera capaz de amarme...

tan sólo

entre mi deseo y tu boca podría explotar otro universo

entre mis sábanas y tu perfume haríamos un tsumani de pasión

entre tus palabras y mi silencio inventaríamos un nuevo idioma

entre mis manos y tu piel surgiría un viento nuevo de esperanza

entre tus ojos y mi mirada encontraríamos, siempre, un nuevo amanecer

pero estamos quietos, varados en una frontera invisible,
siempre al borde del abismos, lejos, inmóviles,
pensando si acercarnos y fundirnos
o si alejarnos y sufrirnos...

(tus manos en mis cicatrices
tan sólo eso necesito para sobrevivir
en esta sucursal del olvido
en esta trinchera de silencio
en este mundo de ciegos...)


ya estuve ahí

Alguna vez estuve en romA, hace bastante ya. Seguro que ha cambiado como todos, como vos y como yo. La ciudad tiene un corazón que late al compás del viento, que fluye con los silencios y se emborracha con olvido. Estuve allí una vez o quizás dos, es difícil olvidar sus ojos apasionados y sus manos suaves. La primera vez entré con escudos, no es ciudad para cualquiera, menos para cobardes. Mis escudos cayeron al segundo beso. Me extravié buscando razones, caminé a tientas, tentada por los fantasmas de siempre, me quedé sin voz por susurrar cuando debía gritar porque en romA es todo o nada, se llega mejor con la piel ya cicatrizada. Nunca me escapé del todo, han quedado partes de mí esparcidas por las aceras oxidadas, por los angostos callejones y por las perpetuas terrazas.
Estuve en romA alguna vez y es tan bella como enigmática. Bella con sol, con lluvia, con temporales e incluso con nevadas. No fui capaz de descifrar todos sus enigmas y me prometí volver. No supe nunca cómo llegué a romA ni cómo salí de allí. Hay canciones que tienen tu nombre, nombres que te albergan, suspiros hambrientos de besos que te evocan, martirios que te maldicen y sin embargo, nadie, ninguno ni todos juntos podrían describirte.
De tanto buscarte, quizás vuelva a sumergirme en tus pupilas, romA, pero ya no serás igual...el tiempo te borra las huellas pero no la cicatriz...
Desde cierto paraje, confieso que haberme abrazado a tu espalda fue la única mala decisión que no lamenté...la mayoría te nombra sin saber qué nombra, yo al menos, ya estuve ahí...