Agonizan los sentidos, tu perfume perfora los espacios y llega hasta aquí.
Pierde estrellas la noche, la luna brilla por su ausencia mientras la ciudad reclama un chaparrón que hace meses descansa en otros cielos. otros cielos y otras casas. Fantasmas marchitándose en los senderos que no llegan a ninguna parte. Empiezo asfixiarme y alucino. Alucino para entender la realidad. Escapo de este cielo para hallar tus ojos en otra mirada, en otros cielos, siempre es triste el otoño sin sol, siempre es triste mirarme sin tus ojos.
Afuera el universo se desviste para llamar tu atención, se vuelve otro, te invita un café y vos seguís mirando para otro lado, otro cielo, otros ojos y otra visión. No se puede, así no puedo convencerte de mi amor. Así no puedo convencerme de que existís. Sigo alucinando porque en otros cielos habrá el mismo silencio que este cada vez que te pregunto ¿de qué color ves todo con esos ojos?
Ahora no sólo agonizan los sentidos, agonizan el alma y las palabras...todo se adormece y empiezan a caer cielos sobre cielos, infinitos finitos amontonados al final de la tarde, las manos atadas a un laberinto extraño de cielos despojados de espejos, nada dónde mirarse, se siente igual que no tener tu mirada posada en mis ojos. Nunca sabremos qué hubiera pasado si en estos cielos hubieras escuchado a mi universo...mi universo privado de todo menos de amor para esos ojos de otros cielos que mirás sin saber lo que buscás...
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