Me gusta lo que generas en mí cuando me miras. Tu mirada se abre camino entre mis pensamientos, logras que me aparte de la rutina, de todos esos pensamientos diarios, de la preocupación, la melancolía de estas noches de temporales, de estas noches de soledad que pesan más porque hace días que el sol está oculto y la llovizna envuelve todo de misterio. Me gusta lo que tu mirada produce en mis silencios. Lo simple se torna absurdo, lo absurdo me devuelve la sonrisa. Quizás tus ojos sepan mentir, quizás tus ojos no sean fieles a mis deseos, supongo que en estas madrugadas pasadas por agua, no me importa. Realmente, no me importa. Me gusta lo que siento cada vez que posas tus ojos en mí. Es como si el mundo se detuviera un instante y todo empezara otra vez.
miércoles, 26 de febrero de 2014
viernes, 21 de febrero de 2014
a veces...
A veces, me asalta tu recuerdo, me toma de las pestañas y me desvela o será que acaso, ¿eres tú que estás pensando en mí? A veces sueño que estás en mis brazos, otras que tú me tienes amarrada a tu cintura del mismo modo que llevo mis medallas en el cuello, con temor a perderlas.
A veces, amor, te fugas de tu insomnio para perturbar mis amaneceres y yo, ilusa, me quedo mirándote cuando la luna es sólo una penumbra.
A veces te extraño. Te extraño y empiezo a buscar tus abrazos entre los escombros de los últimos temporales. Busco y me pierdo entre los recuerdos compartidos y los inventados por copas vacías. Siempre regreso con las manos cansadas, el corazón acelerado y el alma suspirando, siempre el vacío se llena de recuerdos y cuando el vacío se llena así, no queda otra opción que dormir con los ojos abiertos.
A veces, el silencio calla. El silencio se aburre y se va a consolar alguna otra soledad un poco menos perturbada. Y siempre es triste que el silencio se vaya. Aún no he aprendido a vivir sin él. Silencio, es todo lo que necesito para acomodar las ideas y las caricias. Las sombras y las cicatrices. Silencio. Pero, a veces, me abandona, igual que tú. Será que los cobardes siempre huyen.
martes, 4 de febrero de 2014
de hipócritas y cobardes
todo hipócrita es un cobarde
los cobardes no dan explicaciones, se ofenden,
los cobardes no tienen memoria,
los cobardes adoran la mentira,
todo hipócrita es un mentiroso,
mentiroso compulsivo
los cobardes son felices hoy, ahora,
en este minuto, en este segundo,
los cobardes no miran al costado
no saben de quién es cada sombra,
para los cobardes, el resto del mundo
es sólo un montón de gente
todo hipócrita es un ángel caído
los cobardes son el ombligo del mundo,
los cobardes no saben que tienen sombra
porque no saben que tienen luz,
los cobardes son mediocres,
mediocres imágenes,
mediocres reflejos
de otros que sí son
todo hipócrita es una duda,
una cruz,
una huella herida,
una deformación de la verdad
los cobardes no aman, idolatran
los cobardes no acarician, tocan
los cobardes no lloran, disimulan
los cobardes no acumulan, amontonan
los cobardes no iluminan, oscurecen
los cobardes no preguntan, ofenden
los cobardes no hablan, se ocultan
todo hipócrita es un mediocre
todo hipócrita es un cobarde
(y lo más triste de todo:
todos tenemos una gota de cobarde
y un pelo de hipócrita)
lunes, 3 de febrero de 2014
otro temporal
Con el tiempo la verdad es luz. La mentira te hace más pequeño, un ser despreciable y rastrero que no tiene sombra, quien no tiene sombra tampoco tiene luz. La mediocridad te vuelve una sombra. Con el tiempo el silencio es música, las palabras ensordecen y te convertís en un loro parlanchero, sólo eso, alguien que repite lo que otros piensan. Y pedirles que piensen a seres sin memoria es como salir a navegar en un barco de papel.
Quizás un poco tarde, pero mejor tarde que nunca, entendí que a ciertos personajes es mejor abandonarlos antes de que contaminen mis buenas intenciones y mi olfato para las mentiras. Prefiero sucumbir en los mutismos, devorarme los instantes insensatos en los que saldría a buscarlos para gritarles un par de verdades en la cara, pero prefiero guardarme, refugiarme en antiguos y honestos brazos.
Los escombros del temporal estorban, me pondré a amontonar los miserables y rotos recuerdos. Acomodaré las estanterías donde antes estaban los sueños que compartiríamos. Barreré las ofensas y las lágrimas hacia afuera junto con todo aquello que ya no sirve. Reacomodaré y colocaré donde siempre los valores, las convicciones, los códigos, las verdades necesarias para vivir con dignidad. Expulsaré los demonios y limpiaré los almanaques para que el sol vuelva a brillar. Quitaré el polvo de las sombras de los muebles y la luz se colará por esa grieta que ahora sangra. Y así, lentamente, todo estará en orden hasta el próximo temporal, porque ya sabemos que las tormentas van y vienen.
Al tiempo le encargo mi cicatriz de antiguos y dolientes abrazos. Al silencio le doy mi torpe y maltratado amor. Al olvido le ofrezco mi perdón. Quizás, en algún universo paralelo, la historia es diferente. Quizás, en alguna otra vida, recuperen la memoria aquellos que la han perdido.
(Nunca entendí, sin embargo, cómo se puede pedir verdades cuando se vive en una mentira, sobre todo porque tengo entendido que no se puede pedir algo que no se es capaz de dar. Algún día lo entenderé, supongo...Mejor sigo limpiando...)
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