¿Cuánto apostamos que estoy siendo partícipe de un engaño y de una mentira más? Apostaría mi alma, si supiera dónde está, que la historia no cambió nada y que la idiotez no tiene límites. Cuando una persona no te puede mirar a la cara, algo está ocultando. Cuando una persona pretende quedar bien con dios y con el diablo, sabe mentir demasiado bien y se disfraza de cordero todos los días...La historia sería tan simple...
A veces, como en este turbio caso, duele más el saber que el ignorar.
Mi decisión había sido explicada, supuestamente entendida y en teoría, aplicada, a partir de este oscuro momento, nada pero absolutamente nada, volverá a ser como antes, nada. Que cada uno cargue con su cruz.